En nuestra sociedad, a veces prima más la queja y el olvido que el agradecimiento. A mi hermano y a mi nos enseñaron desde muy pequeños que es de bien nacidos ser agradecidos y eso es lo que intentamos hacer todos los días. Por eso esto no es una denuncia.
Es un agradecimiento a la excelente atención y exquisito trato de toda la planta de Traumatología del Hospital Comarcal de Melilla durante el ingreso de nuestra madre para una delicada intervención de “Estenosis lumbar” bastante complicada.
Insisto en que el trato fue exquisito desde el ingreso, empezando por las personas de admisión, eso sí, exceptuando el primero en urgencias que fue muy poco “fiel” a su trabajo, atención en sala, doctores y personal de quirófano enfermeras y auxiliares incluidos celadores, personal de limpieza y cocina.
Pero siempre hay algo especial a destacar y en este caso ha sido el trato tan humano, cercano y personalizado del neurocirujano que la intervino, el doctor Alfredo Gutiérrez Vizcárraga, quien la ha visitado mañana, tarde y noche y ha estado pendiente en todo momento de su evolución; todas las compañeras que un día lo fueron de nuestra madre Antonia Pastrana (Bienve para todos los que la queremos) en el Hospital Militar, nombro a Rosa Verdejo y Mariola Rubio por señalar a dos colectivos: enfermeras y auxiliares de enfermería y en general a todo ese personal que a veces con los medios justos hace muchísimo más de lo que se le exige.
En este caso, y en vez de criticar tanto a nuestros Servicios Públicos, es de justicia reconocer el buen hacer de los profesionales del Sistema Sanitario Público de nuestra ciudad. Muchas gracias.
Antonio M. y Marisa Escámez Pastrana