1525. A mediados de este año, el Rey Carlos I mostró un desinterés por Melilla, debido a haber ganado las Plazas de Orán, Trípoli, Bujía y Mazalquivir. “….Que por tanto se podría derribar la ciudad y excusar la costa que allí se hacía, aun cuando, porque no pareciese que se abandonaba del todo cosa que se había ganado y sostenido en África,…
… determino reducir la ciudad a una buena fortaleza, que se hiciese en ella, donde residiese cierto número de gente y un atajo fuerte que fácilmente pudiese defenderse, porque la Plaza de Melilla es de más gasto que provecho (…)”.
Ese fue el primer comentario, en contra de la posesión de Melilla, y lo hizo nuestro Emperador Carlos I, movido por las circunstancias de la guerra y en aquellos años tan gloriosos para España, ahora lo hace cualquier políticastro de medio pelo, confundiendo lo que es una Colonia y lo que es territorio nacional, movido por egoísmo partidista y sin tener una puta idea de lo que dice, y mucha gente, ignorando la historia, se lo cree a fondo.
21.10.1553. El turco Salah Rais, con dos galeras, nueve galeotas, y veinte piezas de artillería, se dirige al mismo Fez para mezclarse en la política de éste. Desde Melilla es observado este desembarco en La Laguna, (Mar Chica) y se teme por la seguridad de la Plaza. Me imagino la zozobra de los españoles al observar ese desembarco con todos los pertrechos y ver el estado en que estaban las murallas de la Ciudad. Los torreones de la parte del mar: Cabras, Bernal Francés, Pelotas y Cruces: “(….) Eran unos turrioncillos chequitos y unas almenas que hay que derribar, porque se están cayendo, y hazerle un petril talusado (…)”. Que es lo que vemos actualmente cuando nos asomamos a la borda del barco a su llegada a Melilla, aunque actualmente estos torreones no están como lo describían en aquellos años. Por la parte de la Ensenada de los Galápagos, Muralla a la Vieja Villa, Batería Real, hasta el Espolón: “(…) Alçar el terrapleno desde la Ampolleta nueba …asta la biexa y el lienço que ba al turrión de Sancti Espiritu que cubra el Padrastro, porque está muy baxo (…)”. Así que ya podían temer los españoles al turco.
10.11.1555. Carta de Alonso de Gurrea a la princesa Juana: “…El clérigo que he rechazado de aquí, decía Hernando de Bustillo, se emborracha como suelen hacerlo en su país; es, según me han dicho, de Flandes ….he dicho al Gobernador que lo hubiese podido guardar hasta la llegada de otro, pero las malas lenguas dicen que es el cura que lo han hecho salir por codicia, por no tener que compartir con él las misas y el resto del casual….”. El vino no era solo la única pasión a la que se dedicaban algunos clérigos. En otra carta el mismo Bustillo dice que el clérigo no tiene mujer, pero sin embargo: “(….) Es hombre que celebra cada día sin confesarse ocho meses a (…)”.
10.06.1556. Carta de Alonso de Gurrea a Isabel de Portugal: “…Suplico a Vra. Alteza sea servido de enviar aquí un juez o un Alcalde de Corte o de Granada para que ponga esta tierra en rrazón y castigue muchos ynormes casos feos que aquí se hazen, como son quebrar puertas de noche de mugeres y alguna casada hazelle fuerça…”.
También fue un cura quien fomentó una traición contra la Plaza. Por eso Francisco Verdugo, Proveedor de Málaga, propuso mandar frailes menos interesados por lo material. Por ello el 28.03.1558, le envia una carta al Rey, en la que en otras cosas le dice: “…Dos o tres frailes de la Orden del Carmen del Convento de Sant Andrés desta ciudad yrían de buena voluntad y son Religiosos de muy bien exemplo y tan recogidos en sus gastos que se cree que se podrían mantener con lo que V. M. da en aquélla plaça al vicario y cura…”.
28.02.1561. Es nombrado Alcaide Pedro Benegas de Córdoba, con un sueldo de 800 ducados anuales. En los cuatro años siguientes de 1564, los costes de soldados y guarniciones de los presidios del Peñón de Vélez de la Gomera son 12.000 ducados anuales, Melilla con 19.000, Orán-Mazalquivir con 90.000 y La Goleta con 88.000. Vemos que la desproporción es abismal, y todo es debido a la amenaza turca de los presidios más alejados, y por tanto más expuestos a los ataques.