Aldous Leonard Huxley, (1894-1963), fue un escritor británico, muy conocido por sus novelas, ensayos y poesías. A través de sus escritos, ejerció como crítico de las normas e ideales sociales. Se le considera uno de los más importantes representantes del pensamiento moderno. Sobre los regímenes de una dictadura y una democracia, escribió:
“Una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, pero sería básicamente una prisión sin muros en la que los presos ni siquiera soñarían con escapar. Sería esencialmente un sistema de esclavitud en el que, gracias al consumo y el entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre”. . Y Francisco Rubiales, gaditano, Doctor en Periodismo, articulista del diario “Madrid”. Corresponsal de guerra en varios países de Oriente Medio y Centroamérica. Director de la Agencia EFE en Cuba e Italia. Asesor de la ONU, como analista político y social, en sus libros, conferencias, artículos, y en el blog “Voto en blanco”, expone la tesis de que: “… La democracia está degradada en España, y otros países occidentales, por el excesivo poder de los partidos políticos, y el consiguiente retraimiento de la sociedad civil. Los políticos, aliados con los medios de comunicación, impiden una mayor influencia de los ciudadanos en los asuntos que les confieren. Estos deberían hacer notar su descontento con los grandes partidos políticos, mediante el voto en blanco o el “voto nulo de reproche”. También dice: “… Los españoles que fueron admirados en todo el mundo por su valentía y comportamiento en los campos de batalla, hoy pasan por ser uno de los pueblos más cobardes del mundo y uno de los que soportan más abusos y arbitrariedades de su clase política. (…) No se entiende por qué los españoles no se rebelan ante tanta injusticia, ante abusos como ese Impuesto de Sucesiones que cobran algunos gobiernos autonómicos y que obligan a miles de familias a renunciar a sus herencias, o ante la impunidad de los poderosos, la brutal corrupción, el desmesurado y costoso tamaño del Estado, los inmerecidos y enormes privilegios de los políticos, la desigualdad hiriente, la desprotección de los débiles y otras suciedades (sic) y canalladas. (…) La única explicación razonable de ese extraño fenómeno de sumisión y cobardía de un pueblo que hace apenas tres siglos era el más bravo y temido del mundo, cuyos ejércitos nunca sufrieron una derrota en casi tres siglos de combates contra todos, es que los políticos que gobiernan España han sabido construir la Dictadura Perfecta. (…) España, un país donde la gastronomía, la ración de fútbol casi diaria, las innumerables fiestas y las mentiras del poder, sirven para fabricar esclavos que creen vivir en un paraíso cuando la verdad es que sus políticos les oprimen con impuestos insoportables, les engañan diciéndoles que su dictadura de partidos es una democracia, aunque la información y prácticamente toda la acción de gobierno están infectadas de corrupción, arbitrariedad y abuso. Pero los españoles, como dijo Aldous Huxley, “aman su servidumbre”. Cualquier otra sociedad europea sería incapaz de soportar tanto abuso y tanta injusticia como la española. En España nadie se moviliza, a pesar de que los partidos políticos se han convertido, por la acumulación de delitos y por las colas de delincuentes que esperan ser procesados, (como las antiguas del pan, en la posguerra) en las asociaciones más peligrosos y delictivas del país.
En España los políticos gobiernan sin hacer caso de las aspiraciones más intensas de la población, entre las que destacan el deseo de que el Estado, demasiado grueso e imposible de financiar por estar preñado de políticos parásitos, viviendo a costa de los impuestos, sea reducido drásticamente, que los partidos políticos dejen de ser financiados con el dinero de los impuestos y que se castigue a los corruptos y se les encarcele hasta que devuelvan el botín robado”.
¿Les suena algo de esto sobre lo que está ocurriendo con la hija del “Emérito” y su deportista marido?; como con los sinvergüenzas de las negras y asquerosas tarjetas; eso por no enumerar a los que se encuentran nadando en la mierda de la cloaca de la “Gürtel. “Todas y cada una de las aspiraciones de nosotros, (felices españolitos de a pinrel), habitantes de ésta prisión sin muros, son ignoradas por los políticos, que han incumplido e incumplen sus promesas electorales, que no rinden cuentas ante los ciudadanos, que no respetan la separación de poderes, que prostituyen la democracia, que han ocupado la sociedad civil, que cobran impuestos insoportables y abusivos, que se han rodeado de privilegios inmerecidos y arbitrarios, que despilfarran y endeudan al país hasta la demencia, que practican la corrupción y que tratan los dinero de los impuestos como si fueran de su propiedad.
A pesar de todo eso y de que, a cambio de los impuestos y de los esfuerzos del pueblo, los ciudadanos cada día reciben menos salarios y menos servicios de calidad del Estado; los españoles, convertidos en esclavos bobos, nos creemos que vivimos en un paraíso, ignorando nuestros dramas más intensos: que el país se despedaza, víctima de los enloquecidos independentistas (de ojana), que nuestros políticos anteponen sus propios intereses al bien común, que nuestros jóvenes tienen que emigrar porque no tienen trabajo ni oportunidades en España, (a pesar del dinero gastado en enseñarles durante años), que las pensiones de jubilación, pagadas con esfuerzo durante toda la vida laboral, están en peligro, que la corrupción lo inunda todo y que la educación y la enseñanza de nuestros hijos es pura basura”.
Desearía a todo aquél que le haya agradado la lectura de este humilde escrito, estén de acuerdo con lo que los liberales en tiempos de la Constitución de 19.03.1812, día de San José, gritaban: ¡Viva la Pepa!. Y los que no, pues quizás les agrade lo que los absolutistas acuñaron en 1814 cuando, a la vuelta del destierro de Fernando VII, se escenificó un recibimiento popular en el que se desengancharon los caballos de su carroza, y fueron sustituidos por personas del pueblo que tiraron de ella, gritando: ¡Vivan las Caenas! ¿Hay quién dé más?.