Y concierto, que es cierto el que entre tantos avatares vividos, seguimos atentos al pulso de la vida; unas veces por exógenos y aleatorios, y otras por endógenos. Y es en estos últimos donde no tenemos perdón de Dios, nadie. Ahora bien, es el dicho aquel de que “sarna con gusto no pica, pero mortifica”…
…es en este aspecto cuando nos damos cuenta de que no pensamos en la mayoría de las veces, te confías, no le das importancia y ¡zas!, problema a la vista o al contacto; lo curioso de esto es que luego más tarde y en frío, te das cuenta de la que has liado o se ha liado ¡por una tontería!; y es entonces, solo entonces, cuando te enteras de que “algo pasa”, bien sea por trabajo, por maternidad o por paternidad, que imponerse a las liberalidades de este mundo de hoy, incluso en el menor detalle es un suplicio continuo. No digamos nada de cuando los hijos están estudiando una carrera y bien sea por economía o por falta de ágiles oportunidades tienen que desplazarse a la península. Y para finalizar van y les piden el gran negocio del máster en aquello que, una vez dominada (la carrera)o al menos es lo que tú te creías, empiezas en otra “patología” y así continuamente, llegamos a fin de mes, del año o a la titulación final. Claro está que, exhaustos todos.
Por eso, ustedes y nosotros, hemos procurado y creo que con éxito, que la descendencia sepa de la cultura y la sociedad, para al menos vivir con cierta inteligencia y saber de que no toda la sociedad es “transparente. Tolerancia sí, pero… que no te tomen el pelo. Fuera de estas mis opiniones que no son dogma pero sí experiencia, hemos llegado o mejor dicho, he llegado de la mano del matriarcado, a ser feliz dentro de los avatares. Fuera de estos hemos sido ¡creo yo!, más consecuentes con la realidad del momento y en consecuencia, mucho más felices. Como hoy, que hemos cumplido 50 años de fraternidad en este día 4 de Enero.
Está claro que en esto del matrimonio, aunque no esté de moda, algunos hemos alcanzado el oro, será pues esta la asignatura licenciada en la universidad social de la vida. Y por supuesto que ha sido gracias a un hombre y una mujer que han soportado todas las ínfulas demagógicas de políticas al dictado o no, hayan sido totales o demócratas, progresistas o conservadoras, durante 50 años. Ahora bien, fue en época en que los trabajadores decíamos “mi empresa”, luego vino el eres un número, una empresa y como no, el reajuste de personal para alcanzar una desamortización en favor de un sucio capital privado que, ya quisiéramos fuese capitalismo en vez de “fondos buitres” y una “europeización” con 66,383 % de encarecimiento.
Pero qué le vamos hacer, si hoy me dicen que el político no paga el IRPF y nosotros (incluso) como jubilados, si lo pagamos. Cuando ¡antes! nuestros sueldos pagaban incluso la parte que iba asignada a la caja de pensiones (entiéndase jubilación) y a la Seguridad Social nacional. Hoy, y sin quejarnos mucho, damos gracias a esa sociedad que entiende y ayuda intelectualmente a que otros que lo pasan mal desde la falta de trabajo, puedan al menos respirar. El activo social se ha ido desvirtuado y mucho, en la completa dedicación a la familia. Solo se soluciona con trabajo y sueldo más que suficiente.