Unas declaraciones del alcalde accidental, Enrique Remartínez, acerca de la adscripción laboral del ugetista Alonso Díaz a la plantilla de la Policía Local, conseguían abrir un nuevo frente en la batalla que el equipo de gobierno mantenía con la UGT en el Ayuntamiento. Los ugetistas calificaban de «amenazas veladas y sibilinas» las palabras de Remartínez, quien se había referido públicamente a la condición de funcionario municipal del líder sindical. UGT le apuntaba que tendría la respuesta oportuna «si tratan de perseguir y castigar con pérdidas de empleo y sueldo al compañero Alonso Díaz por sus actividades sindicales en defensa de los derechos de los trabajadores».
Melilla vivía inmersa en los preparativos para la cabalgata de Reyes de ese año. Unas declaraciones del alcalde accidental, Enrique Remartínez, acerca de la adscripción laboral del ugetista Alonso Díaz a la plantilla de la Policía Local, conseguían abrir un nuevo frente en la batalla que el equipo de gobierno mantenía con la UGT en el Ayuntamiento. Los ugetistas calificaban de «amenazas veladas y sibilinas» las palabras de Remartínez, quien se había referido públicamente a la condición de funcionario municipal del líder sindical. UGT le apuntaba que tendría la respuesta oportuna «si tratan de perseguir y castigar con pérdidas de empleo y sueldo al compañero Alonso Díaz por sus actividades sindicales en defensa de los derechos de los trabajadores».
Melilla vivía inmersa en los preparativos para la cabalgata de Reyes de ese año.