Bravo y Quevedo destacan la repercusión del reinado del monarca Borbón con la ejecución de grandes obras públicas en Melilla

Con Carlos III se acometieron las reformas de Victoria Chica y Rosario y se construyeron los almacenes de las Peñuelas y Florentina

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El Museo Arqueológico de Melilla acogió ayer la charla sobre el reinado del Rey Carlos III y su repercusión en Melilla, que estuvo a cargo de Antonio Bravo, prestigioso historiador y cronista oficial de la ciudad y de Manuel Ángel Quevedo, arquitecto y consejero de Coordinación y Medio Ambiente de la Ciudad Autónoma. Con motivo del cuarto centenario del nacimiento del monarca los ponentes destacaron la cantidad de obras públicas que tuvo lugar durante su reinado en los recintos históricos melillenses y que aportaron grandes cambios a Melilla la Vieja.
De hecho, Antonio Bravo destacó que entre las construcciones que se emprendieron en el siglo XVIII se encontraban los almacenes de las Peñuelas que en la actualidad acoge el Museo Arqueológico donde tuvo lugar ayer la charla.

Obras públicas
Durante el reinado de Carlos III, Melilla es objeto de importantes transformaciones y acontecimientos ya que se reforma la ciudad y sufre el asedio más importante desde diciembre de 1974 hasta marzo del 75, pero durante la etapa del Borbón hijo de Felipe V se reforman Victoria Chica y Rosario y se hacen todos los almacenes.

En definitiva, muchos cambios y sobre todo mucha obra pública que le sitúan como uno de los reyes que más huella han dejado en Melilla. “Además en lo personal fue un hombre muy normal pero a su vez muy interesante”.

De hecho, fue llamado “el mejor alcalde de Madrid” y como, en tono de humor, señaló a MELILLA HOY Antonio Bravo, cuando se hizo cargo de la corona española ya venía con un “master” debajo del brazo ya que con anterioridad fue gran duque de Parma y Toscana y rey de Nápoles y Sicilia.

Carlos III fue un gobernante inusual e irrepetible. Siempre intentó legislar de cara a mejorar la vida de sus súbditos en vez de añadir sufrimiento al respetable. Poco dado a medrar por palacio y a la pompa cortesana, se escapaba con bastante frecuencia a cazar perdices, gamos y piezas varias en los alrededores de Madrid eso sí, con su cuaderno de campo en el que tomaba buena nota de sus reflexiones para construir un reino mejor.

Era un rey vocacional, que no ornamental. Es posiblemente la mejor encarnación o representación del despotismo ilustrado.

Mas, mientras que lo relativo a su gestión intramuros culminaba por lo general con éxito a través de la potenciación de la obra civil, mejora de la legislación, renovación de la Armada, el agro, un avanzado sistema postal, la introducción de la lotería, una embrionaria seguridad social para atender a las viudas y huérfanos de guerra y otras apuestas de calado, los berenjenales de la política internacional
En la línea del despotismo ilustrado propio de su época, Carlos III realizó importantes reformas -sin quebrar el orden social, político y económico básico- con ayuda de un equipo de ministros y colaboradores ilustrados como Esquilache, Aranda, Campomanes, Floridablanca, Wall y Grimaldi. Reorganizó el poder local y las Haciendas municipales, poniéndolos al servicio de la Monarquía.

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Angel Melendez

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