El espacio de Aranda

Otro 17 de septiembre

melillahoy.cibeles.net fotos 1704 Juan Aranda web

Créanme que hay veces que algunas declaraciones de ciertos políticos, no se deben tomar muy en serio. A mí, la verdad es que ya me da la risa tonta. Aquí tienen algunas “perlitas” de una representante en Melilla: “La historia es nuestra historia y no debemos olvidarla”; y “debemos ser consecuentes de los tiempos en que vivimos”; o que “existen muchas lagunas en la propia Melilla”. Y al final la sempiterna cantinela del 17 de septiembre: “Conmemorar un acto que no representa a la sociedad melillense, al recordar un hecho bélico o con carácter de vencedores y vencidos, tal y como se presenta en la actualidad”. Estas frases tan sutiles, de pensamientos metafísicos, debieran enmarcarlas en letras de oro, en la sede de su partido, para la posteridad como dogma en el recuerdo. Y todo por no querer acudir a los fastos de la Conquista.
Bueno pues yo, sin ser tan sublime ni metafísico les digo, que si perteneciera a ese partido, o padeciera el síndrome de Estokolmo, o hubiese apostatado, como es abjurar, desertar o renegar, de mis creencias; o también si en mi DNI figurase una letra al principio y otra al final del número del documento, la verdad es que una vez puesto, propondría el cambio de nombres de algunas calles de la ciudad. Por ejemplo: la de Domingo Badía y Leblich, nuestro Explorador Badía, la cambiaría por el de Alí Bey, que es el nombre que él tomó para sus viajes por la Arabia, como aventurero. La de Margallo, Comandante General de la Plaza, que cayó muerto el 28.10.1893, en la defensa del Fuerte de Cabrerizas Altas, la cambiaría por el rimbombante letrero: “Asaltantes del Fuerte de Cabrerizas Altas”. El nombre del Laureado Comandante D. Julio Benítez, lo retiraría y colocaría algunos nombres, como los de Mohammed Mizzián, de Segangan, Al Cal de Beni Sidel, Mohan Missian de Beni Bugafar o el de Omar de Mtalza; los que en 1909 formaron lo que se conoce como la “Guerra del 9” o “Barranco del Lobo”. La del Mariscal Sherlok, que mandaba la guarnición de Melilla en el Sitio (1774-1775), la cambiaría por la de su sitiador, Muley Mohamed Ben Abdal-Lah. Las calles Alta y Ledesma, por las del “Cerro Cónico”, que domina el río de Oro y Farhana, y el del “El Palmito Enano de Sidi Mohamed”; el que decían que todos los días iba a ese lugar a examinar los adelantos del asedio a la Plaza. Las de O´Donnell y Prím, por las de Muley Abbas y Sidi Mohamed el Jetib, que fueron los que firmaron en Tetuán el 26.04.1860, junto a los españoles Luís García Miguel y Tomás Ligués Bardají, el famoso Tratado de Paz y Amistad entre España y Marruecos.

Y si nos situamos en la Plaza de España, bajamos con sumo cuidado al Soldado que mira al Gurugú, y sentaríamos en su lugar a Mohamed Abdelkrím El Jatabi: ¡si señor!, al mismísimo Abdelkrím. Y a ser posible con su chilaba parda, tomando té y comiéndose una costillita de borrego, con su puntito de aftosa, charlando con sus colaboradores: su tío paterno, Mulay Abdesalan el Khatabi, Ministro de Finanzas; Ahmed Budra, de Guerra; Mohamed Azerkan, AAEE, marido de su hermana favorita, apodado ”El Punto” por mendigar en su niñez un punto (colilla), a los oficiales españoles. Aunque la verdad es que nunca se fió de él. También Mohamed Hamar, en Justicia, que ejerció muy mal su ministerio. Shaik el Jazid, en Interior, al que se le confió el mantenimiento de la unidad tribal. Mohamed Buhibar, experto en política española y francesa. Mohamed Wuld Hadja Cheddi, segundo de Azerkan para Exteriores y favorito de Abdelkrím. Mohamed Muhamadi, casado con otra de las hermanas de Abdelkrím, como primer secretario. “Severa” de Bocoya, Ministro de Marina, jefe de la flota de pequeños botes; que al parecer puso minas en el Desembarco de Alhucemas a favor de España y Francia, muriendo poco después en extrañas circunstancias. Hassan Ben Ad el Aziz, argelino, periodista y segundo secretario; entendía de política europea, amigo de Azerkan y Bujibar. Nunca llegó a ganarse la confianza de Abdelkrím.

Yo creo que con estos humildes consejos de cambios de nombres en las calles, con su pincelada de historia alguien, junto a la culta señora, que ha pronunciado esas pontificadas y solemnes frases, acudirían a los fastos del 17 de septiembre. Pero claro que como solo es una utopía extraída de mi humilde expresión retórica, o si lo prefieren, irónica, solamente me resta decirle al señor Imbroda: Presidente: si toda esta gente no va, pues que no vayan; usted no les eche cuentas, que tampoco hace tanta falta su presencia. Así que ¡ánimo!. Y como un favorcillo particular le pido: ¿Cuando va a retirar a Napoleón y colocar en su lugar a D. Julio Moreno, en la Falda de Camello?.

Nuestro idioma cervantino, tan rico, tiene una frase muy nuestra que es: “Ahí solo van los Cabales”. Pues eso: solo los que sentimos nuestra idiosincrasia y la cultura de nuestra piel de toro peninsular, sin el absurdo chauvinismo patriotero, y como dijo Cánovas del Castillo: “Son españoles los que no pueden ser otra cosa”. Ya seamos “rojos” o “azules”. ¡Qué más da!

PIE DE FOTO:
Juan José Imbroda y Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu pasan revista a las tropas en el Día de Melilla (FOTO LAUREANO VALLADOLID)

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