Sería asimismo más que necesario que mucho cargo público, muy caro, demasiado bien pagado y muy inútil, que el PP ha colocado, fuese cesado, no que existiera sólo la propuesta y el proyecto de cesarlo, y que el dinero así ahorrado se emplee en políticas de promover el empleo privado, no el público. Me hacen llegar una Memoria Anual 2015 de Mercadona, una gran empresa española que, si no hay sorpresa, estará operando con dos tiendas en Melilla en el año 2018. La Memoria tiene un título muy llamativo y hasta sorpresivo, "Satisfacer a El Jefe". Pero no se trata, como podría parecer en una primera y apresurada lectura, de una adoración al estilo norcoreano del presidente de Mercadona, ese gran empresario que es Juan Roig, porque resulta que El Jefe (con mayúsculas) para Mercadona es El Cliente, como se explica en la página 1 de la Memoria: "Si satisfaces a El Jefe, llegan las ventas; con ellas, los beneficios; y a partir de ahí, el crecimiento compartido". La empresa emplea a 75.000 trabajadores y, como indican en su capítulo de la Memoria 2015 entre los hechos más relevantes, su "contribución tributaria" fue ese año de 1.497 millones de euros.
¿Será esa empresa privada una de las que, según el secretario general de la Unión de Trabajadores de Melilla, Francisco Gómez, debe "seguir el ejemplo" del "plan de consolidación de empleo" que el sindicalista propone, y casi exige, a la Ciudad Autónoma y que, en resumen, consistiría en hacer fijos a unos cien trabajadores que llevan más de diez años en el Ayuntamiento? Una medida que, según Sánchez, "no cuesta ni un duro a la CAM", porque, y esto es lo asombroso, "ya están presupuestados".
No es Francisco Sánchez, una persona habitualmente sensata, el único al que he oído mantener esa barbaridad de que lo ya presupuestado en un organismo público no es gasto. Tampoco es él el único al que le parece bien que haya dos tipos de trabajadores en nuestro país: unos que tiene su puesto de trabajo seguro, trabajen poco, mucho o nada y lo hagan bien, mal o regular; y otros que tienen que producir para seguir en sus puestos y que, además, y eso es lo más lamentable, con su esfuerzo y los impuestos que se ven forzados a pagar son los que mantienen a los anteriormente citados. Lo triste es que, especialmente en Melilla, cada vez hay más personas en el primer capítulo de empleados públicos y aspirantes a serlo, pero cada vez menos en el segundo de trabajadores productivos en empresas privadas y autónomos, con el inevitable corolario de que cada vez hay más subvencionados y menos subvencionadores, un resultado que, como cualquier persona sensata, como cualquier economía familiar entiende, no puede durar mucho tiempo, porque no se puede seguir gastando eternamente más de lo que se ingresa, consecuencia inmediata de proteger más a los que gastan que a los que ingresan.
En ese sentido de declaraciones sorprendentes, leí el domingo pasado en nuestro periódico -el de la inmensa mayoría de los melillenses- unas declaraciones del Consejero de Hacienda de la Comunidad Autónoma, Daniel Conesa, que es también el portavoz del Partido Popular en la Asamblea de Melilla. Habla de un hecho que era bastante evidente, que "hay una coalición electoral de hecho entre PSOE y CPM" – muy próxima a romperse, por cierto, tras el veto que ahora el siempre indeciso y titubeante PSOE ha impuesto a Dunia Almansuri, un veto que Aberchán no está dispuesto a aceptar- de cara al 26 de junio, pero termina su intervención periodística con algo que, dicho por él, un gobernante, llama poderosamente la atención. Anuncia Conesa: "Nosotros (los del PP) seguiremos en nuestra misma línea de presentar a los ciudadanos melillenses proyectos y propuestas que sirvan para sumar soluciones a los problemas de los ciudadanos".
Desde luego presentar a los ciudadanos proyectos y propuestas está muy bien, pero lo verdaderamente importante no es presentarlos, sino cumplirlos, que es precisamente lo que la Consejería que dirige Conesa no hace habitualmente. Por ejemplo, sería muy interesante, e incluso muy necesario, que Conesa, como portavoz del PP y como consejero de Hacienda, presentara a los ciudadanos melillenses el proyecto y la propuesta de que se va a pagar a los proveedores lo que se les debe y en los plazos legalmente fijados, y que -eso es lo importante y sería lo diferente- realmente se les pague. También sería muy importante, y hasta indispensable para los ciudadanos melillenses, que la Intervención de la Ciudad, en vez de ser un órgano paralizante de casi todo, se convirtiera en algo activo que, por supuesto, haga cumplir la legalidad, pero a base de proponer soluciones en vez de limitarse a enunciar pegas paralizantes de casi cualquier actividad (en una ciudad que, como la nuestra, necesita la actividad más que el comer y padece un nivel de paro inadmisible). Sería asimismo más que necesario que mucho cargo público, muy caro, demasiado bien pagado y muy inútil, que el PP ha colocado, fuese cesado, no que existiera sólo la propuesta y el proyecto de cesarlo, y que el dinero así ahorrado se emplee en políticas de promover el empleo privado, no el público. Y así muchos ejemplos más, cuya solución -que no la propuesta de solucionarlo- le vendría más que bien al PP en estas próximas elecciones, pero sobre todo -y eso es lo más importante- le vendría más que bien a los melillenses y solucionaría parte de los problemas y congojas que los ciudadanos de esta ciudad actualmente padecen.
Porque hay que insistir en que lo que exige una solución urgente es el enorme problema del paro en España, y muy especialmente en Melilla. El Editorial de nuestro periódico del pasado jueves versaba sobre eso y me parece conveniente hacer unas precisiones complementarias. En primer lugar insistir en que los malditos Planes de Empleo no son solución alguna a tan grave problema, sino pan para hoy y hambre para mañana, una especie de engañabobos. En segundo lugar, y en contra de la opinión extendida y predominante, es imprescindible comprender que los gobiernos, sean los que sean, no crean empleo, sino las empresas, los empresarios y los autónomos. Lo que se debe exigir al Gobierno es que ponga las menores trabas posibles a la creación de empleo y recordarle que entre esas trabas figura esa rigidez laboral cuyo resultado evidente y universalmente reconocido es que España dobla en índice de paro el de la media de los demás países de la UE. Lo que es necesario comprender es que el empleo público es gasto no productivo y que España no sólo ha superado el nivel de gasto público que pactó con la UE (y está amenaza de grave sanción) sino que el actual nivel de la deuda pública derivada de ese gasto ya supera el Producto Interior Bruto del país, algo que jamás había ocurrido en España, algo absolutamente imposible de mantener, lo diga quien lo diga y por muchas promesas electorales, imposibles de cumplir, que lancen algunos, casi todos, los partidos políticos, ya en liza electoral.
Posdata. Gran éxito de la Semana del Cine en Melilla. Felicitaciones a todos los que han hecho posible su existencia, especialmente a la entusiasta Fadela Mohatar.