Marruecos cerró ayer por segunda vez en cinco días el paso fronterizo de Beni-Enzar, el más importante de los cuatro que tiene con Melilla, donde el paso de vehículos y personas estuvo restringido durante una hora por una concentración de inmigrantes sirios en el lado marroquí. La ONG melillense Prodein denunció a través de las redes sociales este nuevo cierre fronterizo, que solo afectó al tráfico rodado, y que se prolongó durante una hora, concretamente desde las 8.30 hasta las 9.30 horas, momento en que volvió a la normalidad. Quienes intentaban entrar formaban un grupo numeroso de personas entre mujeres, hombres y niños. Familias enteras como las que desde hace meses cruzan la frontera hacia Melilla como una etapa más en su viaje hacia Europa.
Según manifestó Prodein en las redes, este cierre de la frontera fue “para evitar que los refugiados lleguen a la oficina de asilo de Melilla”, ante la “presencia de un grupo de refugiados que querían acceder” a dichas instalaciones, situadas tras el control de seguridad del lado español de la frontera.
Esta ONG aseguró que “cientos de refugiados están bloqueados en Beni-Enzar y Nador por Marruecos” y sin posibilidad de llegar hasta Melilla para poder pedir protección internacional.
“Hablan del cumplimiento de la ley en algunos territorios pero en otros se ceden competencias a mafias. Melilla”, aseveró Prodein.
El pasado miércoles se produjo el primer cierre fronterizo por parte de Marruecos, también por espacio de una hora y por una concentración de inmigrantes sirios.
La oficina de asilo está situada en el lado español de la frontera de Beni-Enzar, justo a continuación del control de seguridad de la Policía Nacional y la Guardia Civil, y fue inaugurada por Fernández Díaz el 17 de marzo de este año.
Hace unos días, el delegado del Gobierno en Melilla, Abdelmalik El Barkani, dijo que entran cada día a Melilla entre 25 y 30 sirios y que cada semana son trasladados a la península entre 150 y 200.