Después de mi ejercicio de hacer camino, siento las posaderas en roja mesa y sillón de patriarca a la vera verita vera de la puerta de entrada principal en la Plaza de España, donde el "Nuevo California Parque" ha asentado su sede frente a la Casa Consistorial y al lado de la Biblioteca con lo cual, todo instruido capaz de entender la política melillense, puede ejercer con facilidad el uso de la literatura suficiente para comprender de las cesiones y defecciones de unos y otros, celosos entre sí; todo ello, por amor a su Melilla.
Para llegar a este placer contemplativo, antes me hice los 4.400 metros entre alrededores y vericuetos, largos y cortos que en zigzag esquivaba el sol buscando el sol y sombra de las sombrillas naturales, palmeras sin dulces dátiles comestibles, más bien ejecutores de múltiples resbalones para yo hacer mayor el ejercicio que, comotentetieso iba haciendo equilibrio, a pesar del denuedo trabajo de lavado y limpieza del "currito" de turno., cara al sol y sin chapiri aquel que con borla era el último vestigio legionario eliminado por el Ministerio de Defensa como antes fueron las patillas, la barba o el pecho al descubierto, ¡todo!, por igualarnos a las fuerzas europeas con sus boinas granates, azules y verdes, o lo que el padre que los fundó, quiera. En una palabra, machacar todo aquello que la identidad nacional tuviera. Tal y como antes se hizo con el salacot de la Guardia Civil llamado "tricornio" producto hecho en España con la base de corcho, como ayuda a la manufactura española de Extremadura o norte de Huelva, luego sustituido por el hecho en ¡China! Roja o Nacionalista, con base de polímeros plásticos (foespan), eso sí, más baratos y a la larga más caros, aumentando nuestra deuda externa.Al menos éste servidor de usted y gracias a la bondad de mi hija Ro, llevo mi sombrero de fibra natural del hispano parlante Ecuador, o sea, un Panamá. Ahora bien, importado por El Corte Inglés cuan empresa nacional… y no china (de momento). Pero no queda la cosa ahí, que dado que no encontraban en Melilla la carterilla (como siempre) para mi móvil Galaxy, ese que tan loco me vuelve, va mi hija Be y me regala la tal cartera de cintura (capricho de la comodidad del padre), comprado en el tal complejo malagueño del Centro Larios. Así que, orondo y satisfecho seguro de sí mismo voy cómodo y despejado con las dos manos libres, por si el síncope de turno hace que me dé un tortazo y no me dé tiempo a poner las manos. Algo así, como que, siendo presidente de la ciudad, me saliera el pacto rana y me desmontasen el chiringuito… sin darme tiempo a servir las copas; más o menos. Esperemos que no de tal resbalón por culpa de un ripio de tal floresta.
La verdad es que, contemplando los diversos verdes de la arboleda me doy cuenta de lo bello que está el Parque Hernández bien cuidado, más aún, cuando brota su floreada naturaleza, aunque a veces esta lo haga un poco resbaloso, más cuando se humedece.
Lo peor sería que le quitasen los muros y verja que evitan se invada por cualquier sitio, aparte ya de las consecuencias que tendría el no cierre por seguridad cuando hace fuerte poniente o levante. Y no digamos de las bicis, pelotas y caquitas de canes en su paseo verde, que te quiero verde, saltándose la normativa a la torera por velocidad de vehículos, sean de dos, tres o cuatro ruedas, eléctricos o de pedalada, más aún cuando la calle Carlos de Arellano esté terminada… si Dios quiere que, los negocios no se arruinen por la tardanza.
En fin, veremos. Yo intentaré seguir "haciendo camino al andar". Si Dios vuelve a querer…
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