Tener en marcha una cocina obliga a un importante desembolso por el alto precio que hay que pagar por el gas y la luz. En el caso de una cafetería o restaurante, donde la cocina está a pleno rendimiento durante muchas horas al día, las facturas se disparan y a los hosteleros, que sufren desde hace años de forma muy directa los efectos de la crisis, los números no les cuadran. Especialmente lo que al butano se refiere, ya que en el caso de las bombonas grandes, que son las que utilizan muchos restaurantes de Melilla, están por las nubes al carecer de la bonificación que sí se aplica a las botellas de gas domésticas. Los hosteleros han intentado reclamar esta ventaja para este sector clave de la economía melillense, pero ni siquiera les han querido escuchar. Ya han decidido que irán a la Justicia si no les atienden esta reivindicación. Tener en marcha una cocina obliga a un importante desembolso por el alto precio que hay que pagar por el gas y la luz. En el caso de una cafetería o restaurante, donde la cocina está a pleno rendimiento durante muchas horas al día, las facturas se disparan y a los hosteleros, que sufren desde hace años de forma muy directa los efectos de la crisis, los números no les cuadran. Especialmente los que al butano se refiere, ya que en el caso de las bombonas grandes, que son las que utilizan muchos restaurantes de Melilla, están por las nubes al carecer de la bonificación que sí se aplica a las botellas de gas domésticas. Los hosteleros han intentado reclamar esta ventaja para este sector clave de la economía melillense, pero ni siquiera les han querido escuchar. Ya han decidido que irán a la Justicia si no les atienden esta reivindicación.
En declaraciones a MELILLA HOY, el presidente de la Asociación de Hostelería de Melilla, Amaruch Hassan, explica que cada bombona grande cuesta en nuestra ciudad 57 euros, pero si se aplicara la bonificación de las botellas domésticas, costaría alrededor de 40 euros. La conclusión es evidente: “Por cada tres bombonas que gastamos, estamos pagando cuatro”, apunta Hassan, al que este tema le escuece especialmente cuando se pone a sumar gastos en su restaurante.
En su caso, gasta 11 bombonas al mes, lo que eleva la factura algo más de 625 euros solo en gas. Si las bombonas estuvieran bonificadas, el gasto sería de menos de 450 euros, un ahorro muy considerable que los hosteleros necesitan como el comer en unos tiempos tan duros como los que atraviesan desde hace unos años, en los que sobreviven “a base de coraje”. Por eso la reivindicación es común en el sector de la Hostelería, que lleva alrededor de dos años con este asunto sobre la mesa.
La asociación la forman alrededor de cien hosteleros, pero el sector está integrado por más del doble y da empleo directo a más de un millar de personas. De ahí que Amaruch Hassan pida especial atención a este tema, porque no es ningún capricho, sino una necesidad y además, “de justicia”. “Es lo único que aún no hemos conseguido después de que nos hayan resuelto el tema de las terrazas y el agua, y si Melilla tiene esa bonificación para el gas, ¿por qué no se beneficia de ella también la Hostelería, que tan importante es para la economía de la ciudad?”, se pregunta.
De momento, ni siquiera les han escuchado, ya que según apunta el presidente de la Asociación de Hostelería, han presentado un escrito ante la delegación de Atlas en Melilla y aún están esperando respuesta. Además, él mismo fue hasta las oficinas que la entidad tiene en el puerto, junto a otro responsable de la Directiva y ni siquiera les recibieron. “Nos dijeron simplemente que hiciéramos lo que creyéramos conveniente”, lamenta Amaruch Hassan, cuya asociación ya ha decidido que si no les responden recurrirán a la vía judicial.
“No hay derecho a que no tengamos las bombonas subvencionadas cuando en una casa sí. En los restaurantes gastamos más gas y no solo eso, sino que hay que mirar por el empleo que creamos”, insiste el presidente de la Asociación de Hostelería, indignado porque encima en invierno tienen que devolver las bombonas “medio llenas porque se congelan y no podemos consumirlas. Y eso pasa porque en Melilla no hay propano”, explica.
Por todo ello, pide también que la Ciudad Autónoma interceda en este asunto por un sector muy importante económica y socialmente en Melilla, y “fundamental para el turismo”.