Como asiduo lector de hemerotecas y “navegador” por la Red de blogs y artículos de gente muy metida en la “pomada” de la Historia; resulta que leo en las “Bodas de Plata” (25 años) de “El Telegrama del Rif”, de 1 de marzo de 1927, una “entradilla” de la redacción, sobre el rebelde Abdelkrím: “Los lectores saben que durante algunos años figuró en la redacción de nuestro periódico el ex-Rogui, que tan mal pago dio a los beneficios que él y su familia recibieron de España, y como hoy se ponen en sus labios juicios poco halagadores para nuestra Nación, y consideramos de actualidad reproducir algunos de sus escritos tomados al azar entre varios, el siguiente: “El Telegrama de Rif puede enorgullecerse de ser uno de los principales defensores de la obra de España en la zona de su Protectorado, cuyos beneficios disfrutan las kábilas acogidas a su amparo, (….). Ha impulsado la opinión espiritual de ambos pueblos, y por ello yo que forzosamente venero a España (sic), y en su amor educo a mis hijos, (más sic), (….). La alta misión de España en pleno periodo evolutivo en bienhechora labor de civilización que ha llegado a su apogeo (ítem sic),…..”. Debo decir que después de leer esto, poco faltó para que se me rompieran de mis zacais, los “cántaros lacrimosos”, que se han de comer la tierra, por la embargada emoción que sentía. Según el artículo está escrito el 11 de Chaban de 1345, que era el 14 de febrero de 1927 de la era cristiana. Con un sello en árabe que se lee: “Abdelkader ben Hach Tieb ech Chieri. Delegado del Gran Visir. Que Dios proteja”. También, como no le costaba un duro, se autodenominaba: “Jefe de Estado” y “Príncipe del Rif”; y como apelativo, sus correligionarios le llamaban: “Sidna” (nuestro Señor). Y como yo no voy a poner en duda la veracidad de “El Telegrama del Rif”, y ni mucho menos la fecha en que ese artículo fue publicado, creo que si el 27 de mayo de 1926, el rebelde rifeño salió furtivamente de Snada, con su familia antes del amanecer, en dirección Targuist, donde se entregó al general Francés Ibos, y al coronel Corap, que más tarde fue recibido por el general francés Boichut: “ …Como solo Francia sabe dar la bienvenida a un enemigo conquistado que ha dado pruebas de cualidades militares”; comentario que produjo en España, y en el General Goded, un gran cabreo, ya que el rebelde debió comparecer ante un juicio por su confirmada brutalidad y gran salvajada para con los prisioneros españoles, que después de rendirse fueron masacrados en muchas posiciones, como: Arruit, Igueriben, Drius, Ben Tieb, Dar Kebdani, Annual, Tensaman, Yart el Bax, Zeluán, por ser las más nombradas, infringiendo Francia el art. 1º del Tratado de 13 de julio de 1923 según el cual, España y Francia se habían prometido mutuamente actuar de común acuerdo sobre la rendición del rebelde Abdelkrím. También si el 2 de septiembre de 1926 salió rumbo al exilio a St. Denis, en la Isla de La Reunión, frente a Madagascar, por ser de un clima parecido al del Rif, y además con un estipendio anual de 100.000 francos, para mantener a su familia y seguidores que le acompañaron. Entre ellos se encontraban su madre, sus dos esposas, Thaimunt y Fátima, y su hermano Mohamed y familia. Algunos historiadores creen que llevaba una reata de más de 250 mulas cargadas con todas las pertenencias, y se supone con un cuarto de millón de dolares que logró llevarse consigo. Dicho esto pienso, hipotéticamente, claro está, que ese artículo, lo escribió desde su residencia de St. Denis, mientras degustaba un té calentito, y quizás rascándose el escroto.
Y como sobre el chelja, el tarifit, el rifi y el tachelhit, ya se ha escrito lo bastante para saber que está protegido en el Estatuto de Melilla (art. 5ª H), como lengua extranjera, y también no debemos abusar del espacio en estas páginas, me pregunto: ¿a qué viene ahora decir que el rebelde Abdelkrím impartió clases de chelja en el Colegio Ntra. Sra. de la Victoria en Carlos de Arellano, hace un siglo?, si eso ya se sabe por activa y por pasiva; como también la gran tragedia que formó años después en 1921. Debo decir que esa academia, donde se impartía el árabe, estaba dirigida por el General Monteverde, el Coronel Gil y Gil, el Teniente Coronel Riquelme, el Comandante Vilá, el 1º Teniente López Castillejos, los intérpretes Marín y Gómez, y por supuesto por Abdelkrím, que traducía y enseñaba el chelja. Ante todo esto, cualquiera pudiera desear, que una estatua suya, con su chilaba parda, sea colocada junto al “Comandantín”, a la entrada del Puerto. Lo digo porque ya que éste no estuvo en Targuist, cuando aquél se rindió, con el “rabo entre las patas”, a los franceses, al menos que “charlen” de sus cosillas sobre aquéllos años, ya que fueron coetáneos y principales actores de aquélla tragedia que tantas vidas costó a nuestra Patria.