El Río de Oro parte la ciudad en dos, aunque los puentes y la falta de atractivo del cauce ayudan a que no nos fijemos en él, salvo cuando éste trae demasiada agua o es foco de problemas. Sin embargo, la cosa ha cambiado desde hace unos días. Cualquiera que pase por el puente de Triana podrá comprobar cómo las paredes del Río de Oro se han convertido en lienzos del arte urbano, que han teñido de color y dibujos las dos orillas. Jóvenes graffiteros de Melilla reivindicaban ayer la obra que han hecho en los últimos días con sus propios medios y sin ayuda de nadie.
