Si hay algo que nos gusta a los melillenses es presumir de nuestra tierra, de su riqueza, de la belleza de sus rincones, de sus tradiciones y gentes, pero para poder tener algo de lo que sentirse orgullosos, es preciso mantenerlo, cuidarlo y protegerlo, por eso no se entiende que haya quienes se dediquen a destrozar el mobiliario urbano porque sí, o ensuciar la calle con desperdicios de todo tipo. El mantenimiento debería ser una responsabilidad de todos y no sólo de esforzados trabajadores que, haga el tiempo que haga, realizan su labor a la intemperie para que el resto de los melillenses, y los visitantes, podamos seguir gozando de la tranquilidad y belleza de esta Melilla africana.