Si un ladrón que es detenido un día y al siguiente vuelve a las andadas, eso debe ser previsto por los legisladores, para endurecer las penas con el fin de que puedan ser condenados con más severidad Ante el aumento de robos de espejos retrovisores de vehículos, los propietarios de automóviles que tienen que estacionar sus coches en la calle -sobre todo durante toda la noche-, ven con inquietud este problema y sobre todo la posibilidad de que su turismo sea el próximo en sufrir la visita de los "amigos de lo ajeno". Sólo en esta semana hemos informado de dos casos de este tipo.
Un primero con los sucesos acaecidos en la madrugada del 8 de junio cuando la Policía Nacional logró detener a dos individuos, de 42 y 33 años de edad, como presuntos autores de la sustracción en una misma noche de 28 espejos retrovisores pertenecientes a 14 turismos estacionados en la calle Explanada de Camellos. Los dos hombres cuentan respectivamente con 32 y 25 detenciones policiales por diferentes motivos.
Un par de días después la Policía Nacional detenía de nuevo a uno de ellos, el joven de 33 años, como presunto autor del robo de siete espejos retrovisores que había escondido en la zona del abdomen. Los vehículos afectados estaban estacionados en el barrio del Tesorillo.
Y es que precisamente este gran número de detenciones y sobre todo que un mismo arrestado haya sido detenido con unos días de intervalo por la comisión de los mismos delitos -en este caso robo de espejos de retrovisores-, es lo que más llama la atención y nos hace pensar en que el castigo para quienes perpetran este tipo de hurtos, pequeños en valor sí, pero muy molestos y engorrosos para los ciudadanos que lo sufren, está muy poco penado. Una insatisfacción de quienes lo padecen como por quienes lo detienen si ven que ladrones de esta monta, como se dice coloquialmente, "entran por una puerta y salen por otra".
Algo que no se puede permitir porque este tipo de pequeña delincuencia hay que frenarla y evitar con ello que conocidos delincuentes que llegan a sumar 33 detenciones anteriores, sigan haciendo de las suyas y vean además que sus acciones no están penadas lo suficiente, como para no volver a hacerlo.
Si un ladrón que es detenido un día y al siguiente vuelve a las andadas, eso debe ser previsto por los legisladores, para endurecer las penas con el fin de que puedan ser condenados con más severidad porque de lo contrario, la sensación de impotencia de quienes sufren el robo y de quienes los pillan in fraganti es enorme.