Las elevadas temperaturas que se registraron ayer martes en Melilla, trajeron a los melillenses un adelanto de los largos meses de calor que se iniciarán en breve. Pero la sorpresa vino cuando en plena mañana, una densa niebla llegada del mar comenzó a cubrir la fisonomía de la ciudad, sorprendiendo a propios y extraños. Resultaba curioso ver como poco a poco desaparecía la imagen del Parador o la del monte Gurugú y sus vecinos. Día singular, sin duda.