El político inteligente y honesto -inteligente por honesto y honesto por inteligente- que ha tenido la democracia española. Fue un soñador, entre una masa de despiertos instintos de poder y ambiciones personales. Se encontró con un pueblo prácticamente abandonado a su propio destino e intento apartarlo de la servidumbre, el fanatismo y la marginación y dejó parte de su propia vida en intentar conseguirlo, abriendo un sendero al recuerdo y la esperanza. Suarez, fue el líder que España necesitó en esos momentos, ya que ello suponía no solo ser político sino también un mártir. Un mártir de los pocos que han elevado la política en pos del bien común, al grado que la honra y la mantiene, más allá del oportunismo, la depredación y la ofensa. Antepuso el gobierno de España a sus propios intereses políticos y un nido de conspiradores se cebó con él, Sintió en sí mismo la traición y el desalojo de muchos que el supo considerar como pocos, pues a cada uno de ello, valoró dándolos como valor y no como valores. Quiso una libertad fundada en el hombre, no en la muchedumbre. Para él la Democracia era educación responsable no participación polvorienta y manejable, y recogió el olvido cuando el tiempo valoró en él su propia h historia. Se recogió en si mismo dejando a España un hijo más para su verdadera dinastía.
Quiera la suerte que el Príncipe Felipe encuentre algunos hombres como él, porque los hay. Pero primero deberá desbrozar y cortar tanta mala hierba como cerca y ahoga, ese aliento de equidad, justicia, respeto y utilidad, que el Pueblo emite cada día con su propio trabajo y servicio.
Descanse en la paz de los valientes, el Presidente de España, D. ADOLFO SUAREZ.
