A las 8 de la mañana, los dueños del concesionario de Toyota de la calle Castelar acudían, tras la llamada de la Policía, al saltar la alarma de seguridad, pensando que les habían robado. "Nos hemos encontrado las losas, el marco y las rejas" del escaparate destrozados, sin embargo, un vecino, testigo de lo ocurrido, les informó de lo que había pasado. Una joven, al arrancar su vehículo, aparcado justo frente al establecimiento, al parecer, se empotró contra el local y se marchó. La madre de la conductora informó a los dueños del concesionario de que lo ocurrido no había sido de forma intencionada, sino por un error. Los desperfectos ocasionados ascienden a 2.000 euros, que el concesionario pide a la conductora. Si no se hace cargo, "tomaremos cartas en el asunto".