La compañía aérea Binter, filial de Iberia, encargada de los vuelos de Melilla con Málaga y Almería, anunciaba que a partir del 26 de marzo el último avión que llegara a la ciudad permanecería en ella, en lugar de volver a la Península, y que la tripulación pernoctara en Melilla. Se cumpliría así una vieja aspiración de los melillenses al asegurarse la salida del primer vuelo del día y racionalizar la comunicación aérea con la Península.
La Unión Deportiva Melilla desperdició una oportunidad única de asegurarse aún más su permanencia en la Segunda División B del fútbol nacional. El conjunto perdía contra uno de sus rivales más directos, el Almería C.F., por un gol a cero, que le impediría alejarse de la zona peligrosa de la clasificación. El Melilla Baloncesto sucumbía ante el líder de su grupo.