El Gobierno local pide la colaboración de todos para que Melilla “levante el vuelo”

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No cabía un alfiler en el Salón de Plenos de la Asamblea. El segundo Debate del Estado de la Ciudad causó una gran expectación no solo en los escaños, que estuvieron completos, sino también en los bancos del público y de los periodistas. Nadie quería perderse la sesión plenaria, que se prolongó durante tres horas y media con los cuatro portavoces y el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, como protagonistas. Los cinco coparon sus intervenciones hablando de economía, inmigración, transportes, políticas sociales e inversiones, fundamentalmente. Pero también hubo tiempo para sacar los viejos reproches entre Gobierno y oposición, lo que llegó a provocar el enfado del portavoz de PPL, Julio Liarte, que se marchó airadamente de la Asamblea junto a su compañera de bancada, Rosa Cuevas, a falta de 15 minutos para que terminara el debate. Más allá de esa anécdota, la crisis fue la reina de todos los turnos de palabra que la vicepresidenta de la Asamblea, Cristina Rivas, fue dando a unos y a otros sin mayor contratiempo. Imbroda dijo que estaba seguro de que la Ciudad Autónoma, conjuntamente con el Gobierno central, está “en el camino de intentar sacar adelante [a Melilla] a poco que mejore la economía y que las medidas vayan cuajando”. “Estoy convencido de que va a ser así”, agregó antes de decir que cree “en los ciudadanos y en que vamos a salir adelante”, objetivo algo en el que tiene “esperanza y optimismo”.

Poco después, quiso involucrar a todo el mundo en esa meta, cuando pidió la colaboración de todo el mundo para que Melilla “levante el vuelo” en medio de la crisis económica y las elevadas tasas de desempleo que sufre. Imbroda dijo estar seguro de que la ciudad podría conseguir ese objetivo gracias a las “cinco, seis o siete medidas” que están poniendo en marcha entre el Gobierno central y la Ciudad Autónoma para fomentar la economía, logrando así “un futuro mejor para los próximos años”. Pero para ello, también pidió la implicación de los grupos de la oposición, al considerar que se trata de “una labor de todos”.

Imbroda, a lo largo del Debate del Estado de la Ciudad, hizo un repaso por todas las medidas que su Ejecutivo está poniendo en marcha, algunas en solitario y otras en conjunción con la Administración del Estado, y dejó claro que en Melilla se está creando empleo, pero el aumento de la población hace imposible absorber el paro.

Así, recordó el “dato crucial” de la población, que ha pasado de los 73.675 habitantes que había registrados en 2005, a los 85.238 de 2013. Es decir, un aumento de 11.563 en cinco años, lo cual determina el resto de aspectos, como la demanda de empleo y otros servicios sociales que dependen de las administraciones públicas como la Ciudad Autónoma.

El crecimiento demográfico, según dijo, ha incidido de manera muy directa en los datos del paro, que ha registrado una media de inscripción mensual de cien solicitantes de empleo, situando el paro como “el primer problema de la ciudad”. Así, explicó que en 2008 había inscritas en el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) 7.859 demandantes de trabajo, cifra que a 31 de enero se elevó hasta los 12.576, es decir, un 60% más en apenas cinco años.

Pese a todo, “ya se concreta la recuperación de la economía española”, dijo el presidente melillense, que se agarró a los datos de la Seguridad Social para demostrar que en Melilla se está creando empleo. De 17.000 inscritos que había en 2008 a la caja única, se ha pasado a los 20.425 que hay en la actualidad.

Diversificar el modelo
Para salir de esta situación, Imbroda reiteró lo que ya ha dicho otras veces, y es la necesidad de diversificar el modelo económico para ir más allá del comercio, crear empleo y aumentar el consumo. Entre las iniciativas que puso sobre la mesa, ninguna desconocida. Una de ellas, fomentar la actividad portuaria mediante su proyecto de ampliación, que en marzo adjudicará el estudio de impacto medioambiental y el proyecto técnico y de ejecución, y declarar como zona franca de la UE parte del puerto, cuestión que está en estudio por parte del Ministerio de Hacienda.

Las reformas fiscales, la mejora de la frontera para agilizar el paso de personas, el aumento de los fondos europeos en un 51% respecto al septenio anterior, la instalación del cable submarino y la mejora de los transportes fueron otras de las iniciativas que Imbroda propuso para conseguir el objetivo. También las políticas de inversiones entre el Estado y la Ciudad Autónoma, y el aumento de las cantidades de las ayudas a la creación de empleo, así como otras políticas activas de empleo como, por ejemplo, el plan de empleo empresarial, en el que se han inscrito 318 empresas para contratar a 348 jóvenes durante un año.

Asimismo, subrayó la importancia del desarrollo urbanístico no solo con la aprobación del PGOU, sino también con la liberalización de suelo de antiguos cuarteles militares, como Gabriel de Morales y Santiago, que será una realidad “en las próximas semanas”.

Todo ello, combinado con el esfuerzo en políticas sociales para los más desfavorecidos, aspecto en el que Melilla es de las regiones españolas que más invierten, y la formación, que es uno de los puntos en los que el Gobierno local quiere prestar más atención mediante diferentes cursos, muchos de ellos becados, para lograr que muchos jóvenes se reenganchen al sistema educativo.

La realidad de los datos
La valoración de Imbroda sobre el estado de la ciudad se encontró con la respuesta de los grupos de la oposición basada en datos. El presidente de CPM y líder de la oposición, Mustafa Aberchán, expuso que el paro ha subido del 9,9% de 2001 al 35,39% de 2013, y las tasas de pobreza han pasado al 36,6%, más de 8 puntos por encima de lo que había en 2006.

Tras poner sobre la mesa estas cifras, Aberchán reprochó a Imbroda que la “fotografía” que expuso en su intervención “no tiene nada que ver con la realidad de la ciudad”, a pesar de que desde su entrada en el Gobierno, en 2000, “ha gestionado más de medio billón de las antiguas pesetas” en los 14 presupuestos, cada uno con una media de 200 millones de euros.

Aberchán, que fue el que mantuvo un debate más constructivo y tranquilo con Imbroda, le reprochó no obstante que la política que ha llevado a cabo no es de apoyo a las familias, ni tampoco de cercanía a las personas, ya que la situación actual es “peor” de la que había hace unos años a pesar de que el PP siempre dijo que Mariano Rajoy se iba a comprometer con Melilla cuando llegara a La Moncloa.
“Nuestra esperanza es que gobierne para los 85.000 habitantes de Melilla, pero hasta hoy no lo está haciendo”, echó en cara el líder de la oposición al mandatario local, al que dijo que “no prioriza”, aun cuando se trata del “verbo que necesita conjuntar en el año que queda de gestión política” en esta legislatura.

Aberchán también criticó los déficits formativos que hay en Melilla, así como los datos de inseguridad ciudadana, algo que podría empeorar porque “la necesidad es la mejor universidad para la delincuencia y drogadicción, algo que hacemos los políticos con una mala acción”.

Por ello pidió a Imbroda que cambie su política “en forma y contenido”, incluyendo el diálogo con las diferentes formaciones y definiendo los problemas de de Estado en la ciudad, si bien el presidente melillense recordó que el Ejecutivo ha tendido la mano a la oposición y que Rajoy se ha encontrado “con la mayor crisis económica de España”. También recordó al cepemista sus años de pacto político con el PSOE cuando estaba en el Gobierno, por lo que “tuvo una oportunidad de haber hecho algo por este pueblo que no hizo”.

Operación Ópera
Por su parte, los dos grupos minoritarios de la oposición, PSOE y Populares en Libertad (PPL), también sacaron a la palestra los datos económicos, pero hicieron especial hincapié en sus críticas a la gestión del Gobierno a la hora de invertir en competencias estatales, el “despilfarro” de dinero público y las polémicas sobre la Operación Ópera y el Tribunal de Cuentas.

El portavoz socialista, Gregorio Escobar, fue el más incisivo en este aspecto, una vez que acusó al Gobierno de “vender humo” con el anuncio de grandes obras que después no se han hecho, como la piscina olímpica o la Jefatura de la Policía Local, para ahora dedicarse a hacer rotondas y pagar obras del Estado para “tapar las vergüenzas de Rajoy”.

Tras este primer reproche, lamentó que el Ejecutivo popular no haya tomado responsabilidades en una de las cuestiones que la oposición le ha venido insistiendo desde hace años como es el control sobre la contratación menor, mayor y la transparencia y libre concurrencia a la hora de conceder las subvenciones.

Imbroda le respondió con un consejo: no pedir cuentas a los demás sin mirarse antes en el espejo. Así, recordó a Escobar que está procesado por el caso voto por correo, acusado de varios presuntos delitos. “Si usted tiene las manos manchadas por jugar con el pan y el futuro de los pobres. ¿Cómo viene a decir estas cosas?”, le preguntó Imbroda, que también quiso saber “cuántos salvoconductos se vendieron cuando usted [Escobar] era delegado del Gobierno”.

De este modo, Imbroda le sacó también la investigación por la que su exjefe de gabinete tuvo que ir a declarar ante el juez recientemente, al tiempo que lamentó la ausencia de inversiones del PSOE durante sus “ocho brillantes años de Gobierno”. Una de ellas, el Hospital Universitario, obra en la que el presidente melillense también sacó punta al recordar que “al día siguiente de adjudicarla a la empresa con la oferta más barata, pidió un modificado de 8 millones y ustedes se lo dieron”.

Esto ha obligado al PP a intervenir cuando llegó al poder para resolver los “disparates” que había en el proyecto, que “ya está en condiciones para terminarlo bien y estará acabado a finales de 2015”.

El abandono de Liarte
Si tenso fue el debate entre Imbroda y Escobar, mucho más fue el que mantuvo con el portavoz de PPL, que terminó abandonando el pleno enfadado cuando el presidente melillense le recordó su forma de gestionar en los años que formó parte del Gobierno, primero al frente de la sociedad pública Promesa, y después como director general de fondos europeos. Cuando empezó a rememorar que Liarte no quería que la oposición estuviera presente en el Consejo de Administración de Promesa, éste pidió intervenir por alusiones personales y, al serle rechazada la solicitud, abandonó visiblemente molesto el Pleno. Previamente, Imbroda ya le había dicho que le daba “un poco de miedo” la forma de hacer política de Liarte por sus “tics cuasi dictatoriales”. “Habría que verlo gobernando una ciudad, usted que tiene menos cintura democrática y cercanía a los ciudadanos que el monumento que tiene aquí a la derecha, oiga”.

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