El Ministerio del Interior blindará en marzo las fronteras de Melilla contra la falsedad documental

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Melilla no soporta únicamente presión migratoria sobre el perímetro fronterizo o en la costa. Los pasos fronterizos también están en el punto de mira de cientos de inmigrantes, pero su modus operandi para intentar entrar a la ciudad no suele ser tan aparatoso y llamativo como ocurre con las avalanchas y las pateras, sino que emplean otro método más discreto como es hacerse pasar por marroquí con el pasaporte de algún alauita de rasgos físicos parecidos. Desde el año pasado, al menos 800 sirios y argelinos han podido entrar con esta estrategia. El Ministerio del Interior renovará el mes que viene los sistemas con los que se verifica la documentación para blindar nuestras fronteras terrestres, marítimas y aéreas contra el auge de los delitos de falsedad documental.

Según han informado a MELILLA HOY fuentes de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras, a lo largo del mes de marzo llegarán a nuestra ciudad 11 verificadores de documentación más modernos que los que se utilizan actualmente en los pasos fronterizos, el puerto y el aeropuerto. Su tecnología está más actualizada a la hora de comprobar la seguridad biométrica y física de los pasaportes, tanto los comunitarios como los de terceros países, como es el caso de Marruecos.

En este aspecto se encuentra la primera diferencia respecto a los sistemas que los agentes tienen instalados en la frontera, donde los pasaportes del país vecino deben ser analizados con el ojo policial y, en caso de duda, con una lupa llamada cuentahílos para asegurarse de alguna posible manipulación. El Docubox, que es el único aparato técnico al que pueden recurrir los policías, solo puede ser de ayuda con la documentación comunitaria.

La comprobación del resto depende, por tanto, del criterio de los agentes encargados del control de seguridad, de ahí que se hayan destinado a este cometido efectivos especializados en este cometido, como son todos los que forman parte de la Brigada de Respuesta a la Inmigración Clandestina (BRIC). Hasta principios de este año, esta brigada tenía desplegados en Melilla entre 12 y 16 efectivos, pero desde mediados del mes pasado se ha reforzado hasta los 40 para dar respuesta a un problema que se está dando en los pasos fronterizos.

Pasaportes verdaderos, uso fraudulento
Allí, las mafias pretenden aprovechar el trasiego de 30.000 personas diarias que circulan en ambos sentidos para 'colar' a los inmigrantes que no tienen su piel negra, sino que su tez es parecida a la de los marroquíes. Argelinos y sirios son los candidatos ideales para estas redes, que llegan a cobrar desde 400 a 1.000 euros por un pasaporte del país vecino, según han relatado los propios inmigrantes cuando los agentes se han dado cuenta de que la persona titular del documento no era la misma que estaba ante ellos intentando poner un pie en Melilla.

Porque aunque la creencia extendida es que los pasaportes que presentan son falsos, en realidad son verdaderos y sin manipulaciones. Sin embargo, sus titulares tienen algún parecido físico a los inmigrantes que se prestan a comprarles la documentación para hacer un uso fraudulento de ella, suplantándoles la identidad en la frontera melillense. Así lo explica a este Periódico uno de los policías responsables del control documental en el paso fronterizo de Beni-Enzar, labor en la que una quincena de agentes se esmeran en cada turno.

Las manipulaciones suelen darse en otros casos que tienen que ver más con la picaresca, como es cambiar la fecha de validez del pasaporte con la misma tinta roja que emplean las autoridades marroquíes para no tener que renovarlo. Ahí el cuentahílos es el mejor chivato, pero el que más trabaja en el control documental es el ojo del policía, que coteja fotografía y persona varias veces antes de dejarle pasar. A veces, cuando hay serias dudas, el método infalible que utilizan los agentes es hablarle en tamazight. Ahí es donde los sirios y argelinos quedan en evidencia y se ven obligados a regresar por donde han venido, esta vez sin el pasaporte, que se queda grapado e inutilizado en el lado español de la frontera.

Pese a la dificultad de este trabajo, especialmente en horas punta, la Policía saca una media de 30 casos de uso fraudulento de pasaportes, cifra que puede variar en función de múltiples factores. Los sábados, al ser un día de compras familiares, se detectan más casos sirios que intentan pasar con los niños.

Consulta a las bases
Para que el control documental no tenga que depender tanto de los agentes, la Comisaría General de Extranjería y Fronteras está desplegando en todos los pasos fronterizos de España un total de 350 verificadores adquiridos con los fondos europeos. Once de ellos llegarán a lo largo del mes de marzo a Melilla para comprobar el chip del pasaporte y las medidas de seguridad físicas de cualquier pasaporte y ver si el patrón de rayos ultravioleta se corresponde con el que la Policía tiene en su base de datos. Y lo mismo con los datos biométricos de la persona que presenta el pasaporte, como son las huellas dactilares y la fotografía, lo que supone “un valor añadido” en el control documental.

Pero al mismo tiempo que analiza las medidas de seguridad de los pasaportes, los nuevos sistemas de seguridad hacen una consulta a la base de datos para comprobar si la persona que pretende pasar la frontera tiene en vigor alguna prohibición de entrada en territorio nacional o una orden de busca y captura. Una razón más que evidencia el “salto cualitativo importante” que se va a conseguir en todas las puertas de entrada y salida de Melilla gracias a estos nuevos verificadores.

Un problema desde 2012
Con esta mejora tecnológica en nuestras fronteras, el Ministerio del Interior confía en zanjar el auge de la falsedad documental que se está dando en Melilla desde 2012. Ese año, respecto al anterior, hubo un aumento del 45% de esta tipología delictiva, recogida en el artículo 390 del Código Penal, que conlleva de 6 meses a 3 años de cárcel y multa de 6 a 12 meses. En 2013 subió bastante menos el número de delitos de este tipo, un 11% concretamente.

La dimensión del problema se ve también en la cifra de inmigrantes que consiguen acceder por los pasos fronterizos usando de manera fraudulenta pasaportes marroquíes: el año pasado, cerca de 700 entre sirios y argelinos. En lo que va de año, solo de sirios ya van más de 130.

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