Madre y mujer encantadora
tú que nos educas entre costumbres
con coreografía de embozos e hilatura
meciéndonos entre mimbres;
lúcenos con holgura
entre mimos y achuchones
cuan reinas y reyes sin tiara
formándonos con tus mercedes,
repletas de bondad y manera
donde son sus senos hervores
llenos de la savia que muestra,
alimentos y mieses cuan maná
de tus desinteresados deleites
con los que tu bondad nos alimenta.
Gracias, mamá. Gracias, mujer.