El pasado jueves a las siete de la tarde, tuvo lugar en la Plaza de Menéndez Pelayo un acto realizado por la, creo recién formada plataforma interconfesional, en contra de la guerra y el terrorismo. A dicho acto asistieron representantes de todas las creencias religiosas de Melilla: Musulmanes, Católicos, Judíos e Hindúes y la verdad es que es hermoso ver cómo todas las culturas y credos se pueden unir para participar en algo que trasciende a las formas y llega hasta lo más profundo del ser humano. Sin embargo, sentí un silencio, una ausencia de algo que me llegó a lo más hondo de mi sensibilidad.
Creo que sería porque fueron muy pocas las personas quienes asistieron a algo que yo siempre he considerado demasiado importante, demasiado valioso para que todo se desarrollase en una plaza, frente a una iglesia y un centro vacío en el espacio. La asistencia al acto no superó las ciento cincuenta personas. Solo habló el Vicario y aunque todas las creencias de la ciudadanía estuvieron representadas, yo no sentí que participaran. Al menos esa fue mi sensación como asistente.
Creo, paisanos y vecinos melillenses, que para celebrar y pedir a Dios por algo así, hay que partipar de una forma más multitudinaria, deben ir los imames, los sacerdotes y los demás guías espirituales del resto de las hermandades que le dan vida a esta ciudad. Y también creo que los máximos responsables de cada una de las creencias deben de decir unas palabras. O sea, ser factores agentes y no pacientes. Además, frente a una iglesia, el acto siempre toma el estereotipo de cristiano, como si se haciera en una sinagoga, sería Judío o en una mezquita musulmán. Y creo que ese fue el motivo por el cual, aunque también hubo asistencia de la ciudadanía musulmana y de otros credos, la asistencia mayoritaria fue católica.
En mi opinión, sería un error en el futuro, elegir un lugar cercano a un determinado templo para una congregación de dichas características. Creo que el lugar ideal sería el más cercano a la escultura dedicada a las cuatro culturas de Melilla, realizada por el afamado escultor malagueño "Berrocal" y que por cierto, desde este artículo aprovecho para hacer un llamamiento a la Consejería de Cultura de la Ciudad Autónoma y decirle que dicho monumento está comenzando a deteriorarse por algunos vértices.
Parecen detalles sin importancia como en la oración que se dijo, aunque yo sé que está hecha con la mejor intención ésta mencionó… El Dios de Abraham, Isaaq y Jaqob. Para englobar a los musulmanes también, aunque eso ya se consigue con la mención de Abraham, pero para matizar más, sería: El Dios de Abraham, Ismael, Isaaq y Jaqob, ya que Abraham tuvo dos hijos, Ismael: el padre de los árabes y Isaaq, el padre de los judíos. Abraham era hebreo, es decir, ni judío ni árabe y aunque ser árabe no tiene nada que ver con ser musulmán, en Melilla concretamente está relacionado… cualquiera que viva aquí más de un año y conviva con los ciudadanos, lo sabe.
Por eso, creo que si en algo me sentí triste, sería por esas cosas, pero hay una alegría más esencial y es que por primera vez durante los once años que llevo viviendo en Melilla he participado en un acto de este tipo. Donde se ha empezado a ganar la paz, mediante la paz y donde se ha deseado la paz a quienes no la desean. Esa es la fuerza de la fe, que no es otra que la de no dejarse llevar por lo que hacen otros, o sea, la fuerza no de un credo determinado, sino de la humanidad en sí misma.
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