Tengamos un sueño. La corrupción sistémica de Melilla

La Semana. MH, 11/03/2024

Por: J.B.

 

Un sueño para España

 Al final de la marcha, de más de 200.000 personas, sobre Washington por el Trabajo y la Libertad, que tuvo lugar el 28 de agosto de 1963, Martin Luther King pronunció un discurso que pasó a la historia por su gran repercusión y por una de sus frases: “I have a dream” (“Tengo un sueño”).

Me permito destacar tres importantes párrafos de su discurso:

“No habrá ni descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que el negro tenga garantizados sus derechos de ciudadano. Los remolinos de la revuelta continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que emerja el esplendoroso día de la justicia”.

“Sueño que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter”.

“Hace cien años, un gran americano, cuya sombra simbólica nos cobija (el discurso se pronunció delante del monumento a Abraham Lincoln, en Washington DC), firmó la Proclama de Emancipación. Este importante decreto se convirtió en un gran faro de esperanza para millones de esclavos negros que fueron cocinados en las llamas de la injusticia. Pero 100 años después debemos enfrentar el hecho trágico de que el negro aún no es libre. Cien años después, la vida del negro es todavía minada por los grilletes de la discriminación. Cien años después, el negro todavía languidece en los rincones de la sociedad estadounidense y se encuentra a sí mismo exiliado en su propia tierra”.

 Los españoles vamos a tener que luchar también por ser libres e iguales ante la ley

En España deberíamos tener también un sueño (o varios, ya puestos). Que el sueño de los españoles se materialice será casi tan difícil como lo fue el que tenían los americanos de color, que verbalizó Martin Luther King. Los hombres de color luchaban por ser iguales y libres al resto de los americanos (algo que todavía no han conseguido del todo en ciertas zonas de los EEUU) y los españoles vamos a tener que luchar también por ser libres e iguales ante la ley y, además, para que dos tipejos de baja calaña y nulos escrúpulos (Puigdemont y Pinocho Sánchez), que sólo buscan su bien personal, no conviertan nuestro país en un conglomerado de países independientes con lenguas distintas.

Como los sueños son gratis, podríamos soñar con conseguir algunas cosas difíciles pero no imposibles (si luchamos por ello con todas las armas, muchas más de las que creemos poseer, que tenemos a nuestra disposición), como por ejemplo: que Sánchez desaparezca de la vida pública; que se consiga cambiar la ley electoral para que los gobiernos de España no dependan de los nacionalistas; que podamos hablar/trabajar/estudiar dentro de España en español si lo consideramos oportuno (quien quiera otro idioma propio de su región que no sea el español debe tener todo el derecho a hacerlo); que los políticos piensen en el bien de los ciudadanos y no en suyo; que los políticos se pongan de acuerdo en temas vitales como la educación, la sanidad, la defensa, el agua, etc.; que las leyes se cumplan (algo que no ocurre en Cataluña con los nacionalistas/golpistas) y que no haya unas leyes para unos y otras para otros (como pretende nuestro gobierno para conservar el poder); que no se apruebe una amnistía que deja a los pies de los caballos a nuestra justicia y a nuestros jueces y que deja nuestra democracia convertida en un guiñapo.

No habrá descanso ni tranquilidad, como en el caso de la lucha de los negros americanos, hasta que se acabe con la actual deriva de concesiones a los nacionalistas/criminales promovida por un ser vil (definición en su segunda acepción: indigno, torpe o infame) como Sánchez. La lucha de los afroamericanos sigue y la nuestra acaba de empezar y será larga.

No sabemos muy bien en qué se basa Sánchez para asegurar que la amnistía es buena para Cataluña, la convivencia y España

Sánchez insiste, con su cara dura habitual (de cemento armado), en que la amnistía es “buena para la convivencia, buena para Cataluña y buena para España”. También lo hace constantemente, como un robot, su muñeco articulado, también conocido como Félix Bolaños, que se felicita a sí mismo por sacar adelante la ley de amnistía, algo insólito (lo de felicitarse uno mismo) si no estás en el gobierno de Pinocho.

No sabemos muy bien en qué se basa Sánchez para asegurar que la amnistía es buena para Cataluña, la convivencia y España. Sí podemos sospechar que, si se hiciera una encuesta sobre ella, el resultado, salvo que la hiciera el siervo Tezanos, sería muy distinto a lo que vociferan los ministrillos de Sánchez y el propio Pinocho Sánchez. Lo único comprobado y demostrado es que Sánchez tiene el sillón gracias a la amnistía (y a otras muchas concesiones a los nacionalistas) y que Puigdemont y el resto de golpistas catalanes son los otros beneficiados, algo que no se puede decir de Cataluña y los catalanes.

No sorprende (la supuesta corrupción de/en CPM). Cuando hay humo todo el mundo supone que hay fuego… y en Melilla había mucho humo. Pero no nos engañemos, el humo no se acaba en CPM o el PSOE, ni empezó con ellos ni se ha acabado con ellos

Corrupción sistémica en Melilla

Parece ser que la jueza que lleva el caso de la corrupción en CPM (que salpica también al PSOE, que gobernaba con ellos) habla de corrupción sistémica. Es mucho más grave que una simple corrupción individual, ya que da a entender que, supuestamente, se creo un sistema general para defraudar y prevaricar.

No sorprende. Cuando hay humo todo el mundo supone que hay fuego… y en Melilla había mucho humo. Pero no nos engañemos, el humo no se acaba en CPM o el PSOE, ni empezó con ellos ni se ha acabado con ellos. Con diferentes niveles y más o menos organizada, la corrupción y el hombre van unidos cuando se mueve mucho dinero y los que lo manejan dependen de la política (no tienen otra cosa más allá). Hay que estar vigilantes, empezar a ver a los corruptos como un cáncer y desechar un concepto falso que ha ido calando en nuestra sociedad y que hace mucho daño: el que no lo hace es tonto porque todos lo hacen.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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