No se trata de volver a lo anterior. Se trata de cambiar, pero no a peor ni de una manera antinatural e insostenible. Aomar Duddú está, desde hace tiempo, en Melilla. Hay melillenses que le conocieron y se acuerdan de él, otros no. En cualquier caso, Duddú forma parte de la historia de Melilla y fue uno de sus personajes centrales en los años 1985 y siguientes. Se autoproclamó líder del colectivo melillense local y lo fue. Ganó, con seguidores muy entregados y con el apoyo de este periódico y de parte de la prensa nacional -en unos tiempos muy difíciles- la batalla de la regularización documental de muchos melillenses de origen rifeño/marroquí que, según la ley española, tenían derecho a acceder a la nacionalidad española.
Entre esos marroquíes beneficiados por la batalla que lideró Duddú, junto con otras personas muy valiosas y con el apoyo del MELILLA HOY, se encuentra Mustafa Aberchán, español desde septiembre de 1987 y hoy líder del segundo partido, en número de votos, de nuestra ciudad. Una posición que ha alcanzado con un partido de marcado carácter religioso, apelando a la religión como arma política y aprovechándose del gran error del PP local de intentar convertir las elecciones locales del pasado mayo en una pugna entre “moros y cristianos”.
Duddú estuvo en 1985, y lo está ahora, en contra de la mezcla de religión y política. Uno de sus artículos de entonces, “Musulmanes de Melilla: romped las cadenas”, en el que apelaba a la dignidad como elemento fundamental, sigue siendo válido hoy. Su aspiración de entonces, la de no mezclar la religión con la política, sigue siendo la de hoy, y hoy es más importante aún que ayer que no se mezclen en Melilla la religión y la política.
“Hay que sacar la política de las mezquitas”, dice Aomar. “Estamos mal y la culpa la tenemos nosotros; teníamos antes solo dignidad, no dinero; hoy no tenemos dignidad”, añadía hace días Duddú El Funti, en una reunión con diversos musulmanes melillenses. Él cree que Aberchán no es el adecuado para lograr esa separación mezquitas-política y que el actual gobierno tripartito, con lo de los borregos marroquíes como fondo, no puede durar, “no saben dónde van”. Los pasos que va dando, y no dando, este Gobierno local, el tripersonal Gobierno de Aberchán, Rojas y Castro, dan la razón a los muchos que así piensan. No se trata de volver a lo anterior. Se trata de cambiar, pero no a peor ni de una manera antinatural e insostenible.
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“Sacar la política de las mezquitas”
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