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Mentiras comunistas. Pérdidas irreparables.

Isabel Quesada

Pérdidas irreparables.

En la sociedad actual todo va muy rápido, como la vida de los protagonistas de la famosa película de Saura, del año 1981, “Deprisa, deprisa”. Esta contaba la historia de una banda de delincuentes juveniles, cuatro amigos del extrarradio madrileño de la transición, cuya falta de expectativas es suplida por el dinero fácil y las drogas. La película ganó el Oso de oro a la mejor película en 1981 en el Festival Internacional de Cine de Berlín.

Todo va tan rápido en nuestro mundo consumista, en el que sólo importa el aquí y el ahora, que nos vamos haciendo insensibles ante las desgracias ajenas, que no cultivamos la amistad o la familia (damos por hecho que saben que estamos ahí y que les queremos) y, sobre todo, no nos deja valorar lo realmente importante (que no son el dinero, las posesiones, los coches, los viajes o las fotos) que es ser feliz y hacer felices a nuestros familiares y amigos (y estar cuando nos necesiten, no para quedar bien).

Por muy rápido que vaya la vida, debemos dejar que los árboles nos dejen ver el bosque. No podemos/debemos permanecer indiferentes ante las muertes de ucranianos, los terremotos de Turquía, la pobreza y necesidad de muchos españoles, la pérdida de valores de la sociedad actual (en la que sólo importan las apariencias) o el dolor y sufrimiento de las personas de nuestro entorno. Todas las pérdidas citadas son irreparables, pero se podrán llevar mejor con el apoyo de los que no las sufren/sufrimos.

Siento una gran tristeza y pena (probablemente mucho mayor que la que debiera, dada nuestra escasa relación en los últimos años) por la muerte, la semana pasada, de alguien que merecía la pena, alguien que llevaba su enfermedad con gran entereza y con su eterna sonrisa por bandera, alguien que siempre preguntaba por mí; una gran profesora (algo que me cuesta decir de los muchos profesore/as que tuve en mis múltiples colegios y universidades) que intentaba vivir la vida sin preocuparse del qué dirán. Supongo que Isabel Quesada (a ella me refería) se habrá ido con una sonrisa. Siempre recordaré sus interminables integrales en los exámenes de Matemática Financiera (a mí nunca me daba tiempo a terminarlos y siempre le pedía que las pusiera más cortas). ¡Una pérdida irreparable! ¡Descansa amiga!

Mentiras comunistas

La propaganda y las mentiras son compañeros inseparables de los regímenes comunistas (la antigua URSS, Venezuela o Cuba son algunos ejemplos). También les viene bien a estas dictaduras de izquierda la existencia de enemigos reales o inventados contra los que luchar y frente a los que intentan azuzar a toda su población, con el fin último de que olviden su pobreza y falta de libertad.

En España, con Pinocho Sánchez y sus socios comunistas (su modelo es Venezuela) a la cabeza, nuestro gobierno es experto en el uso de las tres “armas” antes citadas. Todos los que no están con ellos y sus locas ideas/leyes/impuestos son antiespañoles o fachas (táctica copiada por Laporta en el FC Barcelona para no justificar los pagos, durante años, a uno de los jefes de los árbitros).

El idílico mundo comunista queda desmontado, una vez más, si se observa la situación de Venezuela, en la que la escasez de productos y la pobreza tienen una dimensión preocupante. Los únicos que viven bien (como en todos los regímenes comunistas) son sus dirigentes. La situación del país llama la atención, aún más, al ser este el que tiene mayores reservas probadas de petróleo del mundo.

Las reservas probadas de petróleo son importantes, puesto que revelan la cantidad de crudo que se puede extraer en un país de forma rentable. Sin embargo, esto no es sinónimo de su capacidad para producir petróleo. Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo recuperable del mundo, con 303.000 millones de barriles (según los últimos datos publicados por la OPEP), sin embargo, el país caribeño apenas produce 700.000 barriles de crudo por día, ni una décima parte de la producción diaria de EEUU (más de 11 millones de barriles diarios o mbd), Rusia (9,5 mbd) o Arabia Saudí (10,4 mbd).

Si Venezuela no tuviera o tuviese un régimen comunista (con las mentiras, falta de libertad, pobreza, corrupción, etc, inherentes a este sistema) sería muy probable que su situación económica se pareciese más a Arabia Saudí o a los países de la OPEP (el tema de derechos, es otro cantar).

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Mentiras comunistas. Pérdidas irreparables.

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