No soy rifeño.
Como sabéis, soy andalusí y mi familia vive en Melilla desde 1850.
En esta tierra vivió una nutrida población andalusí, al igual que en Tánger, Tetuán, Larache y demás ciudades costeras del litoral.
MERINI, BENKIRAN, GUESUS, ALAMI, MEKUAR, BENYAHYA, AMOR, BENKIRAN, BENKABIL, CHOCRON, BENYELUN y muchos más. En el registro de la propiedad, aún se conservan los apellidos de los propietarios de grandes extensiones de solares expropiados. La mismísima Plaza de España, por ejemplo.
En su gran mayoría comerciantes que tenían sus negocios en el Mantelete.
Los palacetes de mi abuelo Benyelun junto al de Amor, aún se conservan en la carretera de Farhana.
Mi abuelo Benyelun fue uno de los empresarios honrados por su Majestad Alfonso XIII. Aún conservamos la condecoración que le concedió, por su servicio a la patria.
Dio trabajo a cientos de melillenses. En los talleres Benyelun de la calle Actor Tallaví, se cosieron los trajes militares del Ejército español. Mis tíos maternos cursaron sus estudios en La Salle. Mi madre en el Buen Consejo. Dos de mis tíos son militares de alta graduación, que terminaron sus estudios en la Academia Militar de Oficiales de Zaragoza. Siendo uno de ellos un magnífico jinete, que los antiguos recordarán por sus triunfos en pruebas ecuestres de La Hípica. Mi hermano Rachid Diouri, fue pentatleta Campeón de España en varias disciplinas.
Somos descendientes de moriscos expulsados del Andalus que conservamos aún nuestra cultura y orgullo. Alguien debería testificar que Melilla acogió a miles de moriscos, pertenecientes a la incipiente burguesía y a la nobleza andalusí, desterrados.
Mi familia paterna así como la materna, conservan aún las llaves de sus casas de Córdoba y de Granada.
Nunca me perdonaron ser distinto. Pero tengo edad de reclamar mi sitio.
Soy español desde hace muchos siglos. Mis hijos también.
