La red de suministro de agua de Melilla experimentará “un cambio radical” tanto en cantidad como en calidad, que será equiparable al agua mineral, dentro de un mes y medio, cuando la planta desalinizadora pasará a aportar 29.000 metros cúbicos de agua diarios, 11.000 más que ahora, lo que supone la mayoría del consumo actual, que es de 40.000.
En rueda de prensa, el consejero de Medio Ambiente y Naturaleza, Manuel Ángel Quevedo, ha informado de que eso será posible gracias a las obras de ampliación de la planta desalinizadora y a la intención de la Ciudad Autónoma de filtrar los 22.000 metros cúbicos de agua que aporta a la red, procedentes de los pozos subterráneos.
Eso ocurrirá a partir del 25 de octubre, cuando se producirá el segundo de los tres hitos previstos hasta el 5 de diciembre, que será el último día en que la planta desalinizadora esté en manos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) antes de pasar la gestión a la Ciudad Autónoma, tal y como le ha informado el propio ente estatal en una reunión el pasado viernes.
Los tres hitos
El primero de esos tres hitos se va a producir este miércoles, día 27, cuando la CHG pasará a producir de los 18.000 metros cúbicos diarios que ha venido produciendo hasta ahora a 21.500 metros cúbicos.
Ello dará lugar a “una situación de mucha mejor estabilidad”, en palabras del consejero, porque los 3.500 metros cúbicos de más que se obtendrán respecto al consumo diario en Melilla, que es de unos 40.000, permitirán tener los depósitos prácticamente llenos siempre, cuya capacidad es de 70.000 metros cúbicos, y bombear agua al Pantano de las Adelfas, donde caben 300.000.
El segundo hito se producirá el 25 de octubre, momento en el que se producirá ese “cambio radical y sustancial” en el suministro de agua, habida cuenta que la producción de la planta desalinizadora pasará de 18.000 a 29.000 metros cúbicos diarios, permitiendo un suministro continuado de 24 horas y un sobrante con el que, además de hacer pruebas, se podrá llenar el pantano.
La intención de la Ciudad Autónoma es dejar descansar los pozos cuando el Pantano de las Adelfas esté lleno, de modo que se puedan recuperar y rebajar la salinidad que tienen ahora.
En ese momento también se empezará a tratar el agua de los pozos en desalobradoras, algo que ahora no es posible porque supone perder unos 7.000 metros cúbicos diarios que ahora la Ciudad “no se puede permitir”.
El tercer y último hito ocurrirá el 7 de noviembre, cuando la CHG pasará a tener una producción de 32.000 metros cúbicos.
Mensaje esperanzador
Para el consejero, “el mensaje es absolutamente positivo y esperanzador”, aunque no oculta que en la Ciudad Autónoma son “precavidos” porque se trata de una instalación compleja que puede sufrir averías y fallos, sobre todo en estos primeros meses de funcionamiento tras la ampliación, habida cuenta que la segunda línea eléctrica que necesita no estará hecha hasta finales de 2024.
Además, también será necesario llevar a cabo las obras de las redes de distribución, que ejecutarán la CHG y la Ciudad Autónoma entre 2024 y 2025, mientras que la Administración local se encargará de la sectorización y automatización de la red para detectar fugas y reaccionar de manera automática abriendo y cerrando llaves de paso en cualquier punto, lo que no estará listo hasta 2025.
En cualquier caso, y a la espera de empezar a gestionar la planta desalinizadora el 6 de diciembre, la Ciudad Autónoma lanza “un mensaje de optimismo” porque estas actuaciones, planificadas en 2019, permitirán no solo mejorar la cantidad y calidad de agua de la red de suministro, sino también llenar los depósitos y el pantano ante cualquier incidencia, dando un margen de seguridad de dos semanas.
“Aunque habrá que hacer estudios, ajustes, pruebas y ensayos, nunca hemos estado en esta situación y está claro que estamos al final del camino”, ha aseverado el consejero.
