Melilla no ha sido ajena a una de las noticias más importantes de este año, el anuncio del Rey emérito, Don Juan Carlos I, de marcharse de España para no perjudicar a su hijo el Rey Don Felipe ni a la Corona.
Se han producido importantes silencios en nuestra ciudad, como los mostrados por CPM y PSOE, mientras ha habido pronunciamientos destacados por parte de los dos últimos presidentes de Melilla.
Así el ex presidente de la Ciudad, senador y dirigente de Partido Popular Juan José Imbroda ha escrito un mensaje de gratitud al Rey Don Juan Carlos, tras anunciar su marcha de España y recuerda su inolvidable visita a Melilla el 6 de noviembre de 2007. Imbroda ha subrayado: “A Su Majestad el Rey Don Juan Carlos, mi eterna gratitud por traer y defender la Libertad y por su vinculación con Melilla. Inolvidable aquél 6/11/2007 que nos visitó. ¡Viva el Rey!” ha exclamado Imbroda.
El actual presidente Eduardo de Castro, tras el anuncio de Don Juan Carlos, ha emitido el siguiente mensaje: “El paso dado por Juan Carlos I, pieza clave de la Transición y de la Democracia, debe servir para que el actual jefe del Estado desempeñe sus funciones constitucionales en las mejores condiciones. Todo mi apoyo al Rey Felipe VI y a nuestra Constitución” ha subrayado De Castro.
Otra valoración destacada es la del diputado nacional, el general de División Fernando Gutiérrez (PP), que no duda en señalar que “La monarquía parlamentaria sigue siendo un pilar imprescindible en la vertebración territorial, la representación internacional y el progreso de España. Mi respeto a la decisión de D. Juan Carlos I y a la labor ejemplar de la Corona al servicio de todos los españoles”.
Todo ello se ha producido después de que, a través de una carta dirigida a su hijo Don Felipe, Don Juan Carlos explicara que la marcha, "en estos momentos", se debe a las repercusiones públicas que están generando algunos asuntos de su "vida privada". Es importante subrayar la distinción que el anterior Rey ha querido establecer con la institución. Esta decisión, sin embargo, no puede afectar a su presunción de inocencia ni a la valía de su legado en la Historia de España. Sus 39 años de reinado y las decisiones que ha adoptado con su abdicación y retirada de la vida pública han contribuido a transitar el mayor periodo de paz y prosperidad de este país.
El Rey emérito, como cualquier español, tiene derecho a la presunción de inocencia y el juicio sumarísimo al que se le está siendo sometido hasta el punto de forzar su marcha de España, es cuanto menos injusto. Mientras no se demuestre su culpabilidad, la historia que se ha montado a través del testimonio de un comisario de Policía especializado en el chantaje y de una amante agobiada con sus propios líos con la Justicia, no deben ser suficientes para destruir al monarca que mayor valoración ha recibido de los españoles por sus innumerables servicios al país, el más importante, el papel jugado durante el golpe de Estado del 23-F.
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