Más morosidad en la Administración

No son datos buenos, ni tampoco se pueden intentar justificar con la táctica del “y tú más” que utilizó ayer el exconsejero de Hacienda, área responsable de pagar en tiempo y forma las facturas, con el objetivo de esquivar la responsabilidad de estos malos resultados, mucho menos después de haberse burlado del periodo medio de pago a proveedores, cuando dijo no hace mucho en el Pleno de la Asamblea que él no estaba pendiente de ese dato porque “no es el IBEX ni el índice Nikkei” La Ciudad Autónoma es hoy un poco más morosa que en la legislatura anterior. Lo dicen los datos oficiales, publicados por esta administración, según los cuales en el tercer trimestre de este año la Ciudad Autónoma ha tardado una media de 41,31 días en pagar las facturas de las empresas que trabajan para ella. El dato es llamativo, no sólo por exceder de largo el límite de 30 días que permite la ley para pagar a los proveedores, sino también porque quienes hoy pagan con tanta tardanza las facturas llevaban muy a rajatabla su labor fiscalizadora sobre este asunto en la oposición. No concuerda, por lo tanto, lo que defendían hasta hace escasos meses los tres partidos del Gobierno con lo que hacen ahora al frente de las instituciones, provocando un enorme perjuicio al tejido empresarial de Melilla, que es el que tiene que soportar, fundamentalmente, estos retrasos en el cobro de sus facturas que son tan injustos y dañinos para la economía local.
Y es que hay que tener en cuenta que las consecuencias de esta morosidad no la sufren solo los empresarios, sino también el conjunto de la ciudad, que ve cómo se mueve menos dinero en la calle. Eso supone al mismo tiempo menos puestos de trabajo, menos poder adquisitivo, menos consumo y menos confianza de las empresas a la hora de concurrir a la adjudicación de los contratos públicos, ya que son conscientes de que tardarán en cobrar y el peligro que eso supone para su funcionamiento, viabilidad y existencia. No son pocas las empresas que han quebrado y desaparecido en España, lastradas por los impagos de las administraciones públicas.
En Melilla la situación, por ahora, no parece tan grave, pero va por mal camino si se analizan bien los datos que ha facilitado la propia Ciudad Autónoma. El nuevo Gobierno tarda ahora dos semanas más que el anterior en pagar las facturas de sus proveedores. La cosa empeora con los organismos públicos que dependen de la administración local, porque en la mayoría de los casos, ahora tarda en pagar el doble que en el segundo trimestre. Ocurre así en el caso del propio Gobierno, que en el periodo de abril a junio tardaba 28,23 días, y entre julio y septiembre, ha pasado a 42,87 días. Y lo mismo pasa con la UNED, que pasa de 11,60 días a 27,73 días; la Fundación Melilla Ciudad Monumental, que pasa de 17,78 a 41,56 días; el Instituto de las Culturas, que va de 15,05 a 111,22 días; el Patronato de Turismo, que antes tardaba 18,14 días y ahora 43,68 días; y Promesa, la más rápida, que pasa de 1,50 días a 3 días. Sólo se libran de ese importante incremento en el retraso en pagar dos organismos, que son Inmusa, al pasar de 6,04 días a 7,12; y Emvismesa, la única que baja su periodo medio de pago, pasando de 13,42 días a 1,13.
No son datos buenos, ni tampoco se pueden intentar justificar con la táctica del “y tú más” que utilizó ayer el exconsejero de Hacienda, área responsable de pagar en tiempo y forma las facturas, con el objetivo de esquivar la responsabilidad de estos malos resultados, mucho menos después de haberse burlado del periodo medio de pago a proveedores, cuando dijo no hace mucho en el Pleno de la Asamblea que él no estaba pendiente de ese dato porque “no es el IBEX ni el índice Nikkei”. Aunque no lo sean, el nuevo Gobierno debe trabajar para revertir esa morosidad porque de eso dependen cientos de puestos de trabajo en Melilla y muchas empresas que lo están pasando realmente mal porque la Ciudad Autónoma no les paga.

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