El presidente de la Ciudad Autónoma Juan José Imbroda considera un auténtico despilfarro que la empresa melillense distribuidora de energía eléctrica Gaselec, reciba anualmente de subvención estatal “diez millones de euros a fondo perdido”. En cualquier ciudad española tan sólo los que peinan canas y algunos más recuerdan los apagones como consecuencia de un corte de energía eléctrica. Una circunstancia que hace unas décadas era relativamente frecuente pero que desde luego en la actualidad es algo absolutamente excepcional en el territorio peninsular.
Pero aquello de que “Melilla is different” se pueda aplicar en este caso. Resulta absolutamente impresentable la situación del sector energético por la que atraviesan estos trece kilómetros cuadrados de tierra española en el Norte de África. Aquí la excepcionalidad se convierte en normalidad cuando se trata de apagones. Con los tres últimos que se han producido el pasado fin de semana alcanzamos la increíble cifra de 84 en un lustro, 82 con origen en Endesa y dos en la empresa distribuidora de energía eléctrica Gaselec, conocida popularmente como “la empresa de la luz de Cabanillas”, nos referimos a Gustavo. Además, si nos centramos en lo que va de año, son doce los cortes, 11 de Endesa y uno de Gaselec, es decir, una media aproximada de dos mensuales, cifra superior a la de los últimos años. En definitiva, vamos a peor aunque resulte increíble.
Un panorama por tanto el energético que ayer, a preguntas de MELILLA HOY calificaba de “lamentable” el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, quien recordó que la distribuidora melillense de energía eléctrica Gaselec, recibe subvenciones estatales por la friolera y nada desdeñable cifra de “diez millones de euros anuales a fondo perdido”. Unas subvenciones y ayudas a la distribución de energía que ademas tildaba de innecesarias al tratarse de un negocio saneadísimo y enmarcaba como política, “desmesuradamente despilfarradora” la que ha llevado a cabo el Gobierno años atrás y que ahora “evidentemente se están reduciendo”. Y para qué hablar de Endesa que merece, sin duda, un capítulo aparte.
No se puede consentir que la población de una ciudad del contexto europeo como es Melilla sufra con esta frecuencia la ausencia de un producto tan básico y vital como el fluído eléctrico. Las consecuencias de estos cortes de luz son múltiples y originan considerables pérdidas económicas tanto a particulares, que en muchos casos han sufrido deterioros considerables en electrodomésticos y sistemas informáticos, como a empresas.
Esta situación no puede ni debe quedar impune, de ahí la importancia de denunciar las pérdidas originadas por los indeseables cortes de luz y de que los expedientes abiertos por la Ciudad Autónoma terminen de “manera clara” como decía ayer Imbroda, al que unimos nuestro malestar y denuncia pública. Y tal como se utiliza ahora en el argot popular, la situación no es “lamentable", sino “lo siguiente”.
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Lamentable no, lo siguiente
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