La verdad y la vana fullería del Sr. Imbroda

Por Abdelkader Mohamed Alí

En una de las obras más importantes de María Zambrano afirma que “cada época se justifica ante la historia por el encuentro de una verdad que alcanza claridad en ella”. Seguidamente se plantea la interrogante “¿Cuál será nuestra verdad?”. Evocaba esta cita que subrayé en su momento en el libro “Hacia un saber sobre el alma” al leer las declaraciones del Sr. Imbroda sobre lo que llama “el conflicto entre Israel y Gaza y su utilización en el debate político local”. La verdad, la que refiere Zambrano, sale al encuentro del individuo en la evidencia de la realidad y la realidad empieza por decirnos que aquello a lo que llaman engañosamente “conflicto”, es claramente un genocidio. Lo afirma ‘medio’ mundo y el otro ‘medio’ lo confirma elevando la acusación.

La verdad de los gobiernos se rige por otros tiempos y condicionantes mediatizados por bastardos intereses. Más temprano que tarde terminaran reconociendo lo que ahora por razones de oportunidad callan. Especialmente Europa por su vieja tradición racista y toda su proyección en Occidente creando una base a semejanza de un portaviones en Oriente Medio al que han dado en llamar “Israel”. Con dos objetivos claramente definidos, quitarse de en medio la incómoda presencia judía en territorio europeo, lo más lejos posible, y tener un brazo armado que fuerce el sometimiento de la zona a los intereses europeos.

Europa jamás ha defendido los Derechos Humanos fuera de su territorio. Lleva dos años apoyando el genocidio en Gaza enviando todo tipo de armas mortíferas y ahora la barbaridad es tan enorme que no saben cómo compaginar genocidio y el rechazo de la opinión pública interior. Pero digámoslo nítidamente, una vez más, Europa siempre ha sido genocida en sus misiones exteriores. Siempre ha practicado políticas de máxima represión. Siempre. Es el distintivo de la modernidad. “Israel” es el alumno más aventajado que ha creado Europa en la aplicación de sistemas genocidas que hoy implementa en Palestina. Por eso no cabe esperar nada verdaderamente positivo de Europa. Es metafísicamente imposible. Toda concesión a Palestina implica su paralelismo al Islam. Ahora el Sr. Borrel, después de haber apoyado el genocidio desde las instituciones europeas, experimenta una metamorfosis tan pronunciada que evidencia que la verdad sólo se puede conjugar desde el exterior. Lástima.

Y en estas vemos que se nos cuela un ‘intruso’ que hace no mucho tiempo nos advertía de la conveniencia de no importar conflictos ajenos a nuestra tierra y ahora pretende sentar cátedra iluminándonos con incoherencias palmarias, ocurrencias inconexas, estupideces varias y frases precocinadas a fuego ideológico Made in PP. Son los malabarismos de Imbroda, este presidente que ya hemos tenido oportunidad de rastrear a lo largo de más de veinte años de mandato y más de cuarenta de militancia política. A estas alturas sus fullerías ya las conocemos sobradamente. Sólo engaña a quien se deja embaucar precisamente por esos intereses que todos sopesan a la hora de posicionarse. Sin duda los prejuicios históricos y étnicos siempre estarán ahí. Y la cabra, cabra es y siempre tira al monte.

El mundo entero, su ciudadanía, alza la voz contra el genocidio del Estado de “Israel” y a Imbroda sólo se le ocurre ir contra la resistencia palestina, a quienes llama “terroristas” la que lucha contra una ocupación que dura más de 77 años. ¿Cuántos palestinos tienen que morir para que el término “terrorismo” también les sea aplicado a quienes asesinan diariamente a bebés, niños, mujeres, ancianos? El Sr. Imbroda parece pretender decirnos que las luchas contra la ocupación se hacen en terapias de grupo ahuyentando los malos espíritus, o quizás en un aquelarre de brujería. O tal vez saliendo al encuentro de los disparos del enemigo ocupante con besos a gogo. Pero no. Estamos ante un genocidio de manual que se recrudece tras el 7 de octubre de 2023, que lleva ya casi ochenta años de plena efervescencia.

Pero Imbroda a lo suyo, nos pretende aleccionar con su proverbial simplicidad y máximas fariseas. Dice que en la “La Palestina de Cisjordania, allí no hay bombas. Esa jefatura palestina, ese estado palestino es el que tiene que prevalecer. Y tiene que quitar a los terroristas del medio”. Imbroda, siempre a destiempo, en su mundo virtual ajeno a la realidad que las crónicas de prensa, televisión, radio, redes sociales,… Dos semanas después, aun no se ha enterado el Sr. Imbroda que las Fuerzas israelíes dispararon contra una delegación de 30 diplomáticos europeos en Cisjordania, entre ellos españoles y de otros países occidentales que se encontraban de visita en el norte de la Cisjordania ocupada. Todo esto confirmado por el ejército israelí. Sr. Imbroda, ¡baje, baje al suelo! Toque el suelo de la realidad.

Pero Imbroda no necesita argumentos para desarmar su hipocresía y militancia antipalestina, fiel a sí mismo y a su partido. Su inconexa palabrería y primitiva cháchara unida a sus propios actos lo desmontan. ¿No trajo a Melilla al mayor estandarte del sionismo de su partido, la camorrista Ayuso, la del chascarrillo sobre el genocidio de Gaza? ¿De qué habla Imbroda, si sus compañeros de filas aplauden a Netanyahu hasta con las orejas? ¿No dice su admirado José Mari (Aznar) –el siempre reincidente en sus fobias contra el Islam– que “Israel tiene que terminar esta operación [en Gaza] y la tiene que terminar bien”? ¿Qué es “terminar bien”? ¿Cuál es el umbral de bien terminado, borrarlos del mapa?

Imbroda practica una devoción extraña, contrapuesta, a Dios y al Diablo poniendo velas en todos los altares. Pero sus argumentos mueren en el altar de la verdad. Y la verdad es irremediablemente clarificadora. Sr. Imbroda léase siquiera las publicaciones de FAES, la revista Cuadernos donde nítidamente se posicionan los intelectuales orgánicos de su partido con el genocidio sionista. Como una “ventana de oportunidades” se percibe el genocidio de Gaza en un informe de FAES, es tan inmoral como querer robarle la cartera a un muerto, mimético a las propuestas de Trump de crear «la Riviera de Oriente Medio».

Dice nuestro ilustrado Imbroda que “Israel no es Netanyahu”. La verdad no es lo suyo Sr. Imbroda, lo desmienten publicaciones israelíes como Hareetz quien en reiteradas ocasiones publica encuestas llevadas a cabo en “Israel” en las que más del 85 % de la población israelí apoya el genocidio, porque en Gaza, dicen sus defendidos judeo-sionistas: “No hay inocentes, sean bebés, niños… Todos son culpables”. Sube un peldaño más el Sr. Imbroda y afirma sin parpadear que está “al lado de los que están sufriendo. Al lado de la libertad, de la democracia, de la paz”. Sin embargo la periodista de Televisión Melilla, María José Ramírez, que se aventuró en posicionarse contra el genocidio judeo-sionista y a favor de Palestina, ha tenido que sufrir baja laboral ante el acoso sufrido. Acoso instigado desde ámbitos sionistas de nuestra ciudad.

La verdad es tozuda y además no tiene remedio. Se impone, más temprano que tarde por la fuerza de los hechos. Y la verdad que educa al hombre, según nuestra María Zambrano, es la verdad sin más. En el declive de una vida política y de la propia existencia biológica, la autenticidad, la verdad, debiera ser el mejor broche. Sin embargo, afirma Zambrano: “El corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando [en su entorno] no encuentra verdades que creer”.

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