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La Guardia Civil

Un 13 de mayo de 1844, Francisco Javier Girón y Ezpeleta, II duque de Ahumada, fundó nuestra querida Guardia Civil. Un Instituto de naturaleza militar que con una admirable disciplina ha sabido y sabe, desde hace ya ciento setenta y cuatro años, adaptarse a la historia y al servicio de una España moderna. democrática y desarrollada. No hay ya duda alguna que la humanidad está inmersa en este siglo XXI en una nueva era. La era de internet, de la globalidad y de las comunicaciones que interrelacionan a continentes, naciones y pueblos que día a día se abren a nuevas aventuras y oportunidades en el vasto campo de la tecnología, la economía, la política o la cultura. Sin embargo junto a estos grandes avances se han desarrollado nuevos e importantes riesgos que han dado lugar a amplios y numerosos ámbitos de actuación donde la Guardia Civil y el resto de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad deben acudir y estar presentes para hacer efectivo el mandato constitucional de proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana
Nadie duda hoy que nuestra sociedad occidental está pasando por una grave crisis de identidad, de valores e incluso de incapacidad de adaptación a la velocidad de su propio desarrollo. Esta incapacidad se refleja muchas veces en la tipología de las conductas delictivas: los delitos cibernéticos, el tráfico de seres humanos, la pornografía infantil, el terrorismo internacional, el tráfico de drogas o la violencia social en sus diferentes formas y acepciones.

El gran reto de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado es hacer frente a este nuevo mundo y también el de colaborar intensa y eficazmente en las ayudas humanitarias y salvamentos, como consecuencia de los accidentes, incendios, inundaciones, catástrofes o cualquier otro acontecimiento extraordinario que exija su urgente presencia con todos los medios humanos y materiales de que disponen:
5º “En las inundaciones y terremotos, deberá el Guardia Civil, proceder en iguales términos que se deja prevenido, respecto a los incendios y contribuirá por todos los medios posibles a salvar a las personas, sus propiedades y conservar el orden.

6º En las avenidas de los ríos, cuidará de recoger los efectos que arrastren las aguas, para presentarlos a la autoridad del punto más inmediato, por cuyo conducto los recogerán sus dueños.” ( Cartilla de la Guardia Civil)
Haber comprobado personalmente cómo por tierra, mar y aire la Guardia Civil trabaja y se deja la piel en afrontar las dramáticas e incluso trágicas circunstancias en las que se pierden vidas humanas, se destruyen bienes y viviendas o se vigilan y persiguen a quienes ponen en riesgo la paz y convivencia de los ciudadanos, además de aportarte un mayor grado de conocimiento de sus misiones, dificultades y carencias incrementa aún más la admiración, el reconocimiento y el aprecio a quien, como la Guardia Civil y en su caso también la Policía Nacional representan la imagen de una España segura, libre y democrática.

La Guardia Civil se ha convertido por méritos propios en un pilar fundamental y necesario para sustentar nuestro Estado de Bienestar. Hoy no solo son un vivo reflejo de la acción de gobierno en todo el Estado y por lo tanto garantía también de su vertebración sino un ejemplo también de nuestro compromiso de solidaridad internacional en las misiones que desempeñan más allá de nuestras fronteras.

Nuestra deuda con todos ellos, es impagable. Es justo dedicarle también en esta señalada celebración de su patrona la Virgen del Pilar, un recuerdo para quienes dejaron su vida en el servicio diario de vigilancia en nuestras carreteras; para quienes en la persecución y detención de delincuentes fueron víctimas también de condenables e injustos crímenes o quienes en actos de heroísmo por salvar vidas ajenas entregaron la suya propia.

La prudencia sin debilidad, la firmeza sin violencia y la política sin bajeza son divisas expresadas en su Cartilla que bien pudieran ser aplicables a quienes desde otro ámbito podrían asumirlas en el ejercicio de su autoridad o funciones públicas.

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