Ilusión y pretemporada en la U.D. Melilla

“En estos cuarenta últimos años siempre estuvo Pedro Martínez ‘El Brujo’ en el club, en las funciones de masajista. Nunca faltó a la cita, ni a ningún entrenamiento, ni a ningún partido. El miércoles comenzó la pretemporada y desde entonces no hemos visto a 'El Brujo' por el verde. Sería imperdonable una salida por la puerta de atrás”

Las vacaciones acabaron para la U.D. Melilla el pasado miércoles día 16 de julio, fecha en la que arrancó el duro trabajo de la pretemporada, con el objetivo de que los jugadores se pongan a punto, tanto físico como técnico- tácticamente para el inicio de la competición liguera, prevista para el día 24 de agosto.

Se palpa en la plantilla de futbolistas una gran ilusión que confiamos contagie a la afición la próxima temporada. Muchas caras nuevas y sobre todo de jugadores locales, que ven más posible que nunca llegar al primer equipo de la Ciudad, sobre todo por la exigencia de la Ciudad de tener en el plantel a un setenta y cinco por ciento de jugadores de la tierra.

Entre renovaciones y fichajes destaca un nombre por encima de todos, el del incombustible Chota, que a sus 39 años se resiste a retirarse. Asegura que la edad no se mira en el documento nacional de identidad, sino en el rendimiento en el terreno de juego, y razón no le falta al más querido jugador de la afición. Máximo goleador de la historia de la U.D. Melilla tras diez temporadas consecutivas en el equipo de su tierra. Además, la pasada campaña se encargó de marcar diez goles, cuatro menos que el máximo artillero Nacho Aznar. También se queja Chota de que le anularon cuatro goles. Pasión y garra son sus mejores credencias para encandilar a la parroquia.

Los objetivos no han sido marcados aún, pero está claro que el discurso de la permanencia ya aburre, y si no que se lo pregunten a la afición. También se asegura que con futbolistas de la tierra no se puede aspirar a la zona privilegiada. Nada más lejos de la realidad, si no recordemos lo ocurrido en la temporada 1986-87, la mayoría del plantel estaba configurada por jugadores locales y se logró el acenso a Segunda B, aunque fuese por reestructuración, pero el equipo se clasificó tercero. Eso sí, se necesitan tres o cuatro “peloteros” de calidad para dar el potencial necesario para aspirar a los puestos de privilegio.

La afición está desencantada y aburrida de tantos años en Segunda B, pero desde el club también hay trabajar como se debe para volver a ilusionar a los suyos, y una de las formas de conseguirlo es recuperar los tradicionales torneos de feria, denominados Torneo Ciudad de Melilla. Cuántos años ya sin ver un partido de presentación en el Estadio Álvarez Claro, hemos perdido la cuenta. Recuerdan equipos como el Málaga, Real Zaragoza, Cádiz…, o aquellos clubs de Brasil y Marruecos que venían alegrarnos un día de verano en nuestro estadio. Qué pena que aquellas benditas tradiciones futbolísticas se hayan perdido.

Siempre se vende que el próximo año sí pasará por el Municipal un equipo de Primera División, pero las palabras se las lleva el viento. Ahora se asegura que vendrá el Almería, con motivo del posible traspaso de Fatah a dicho club. Veremos si es verdad.

No podíamos despedirnos sin hablar de toda una institución en la U.D. Melilla. En estos cuarenta últimos años siempre estuvo Pedro Martínez ‘El Brujo’ en el club, en las funciones de masajista. Nunca faltó a la cita, ni a ningún entrenamiento, ni a ningún partido. El miércoles comenzó la pretemporada y desde entonces no hemos visto a 'El Brujo' por el verde. No sabemos si porque no se cuenta con él o porque no se le ha citado para hacer lo que también ha hecho casi toda su vida en el club de sus amores. La entidad que preside Cristóbal Sánchez no se puede olvidar de él como si nada. Esos cuarenta años de dedicación no deben pasar en vano. Es justo y necesario una salida como se merece, si es que su ciclo ha terminado -que no lo sabemos, ojala que no-. Se ha ganado el mejor de los homenajes para uno de los grandes del Melilla. Sería imperdonable una salida por la puerta de atrás. En sus manos está evitar que se marche triste y dolido.

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