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Igualdad, asignatura pendiente

Mientras la igualdad está garantizada por Ley, en los puestos de trabajo, las calles y los hogares de este país no se cumple. Los datos así lo corroboran, empezando por la brecha salarial, que es superior al 22%, y terminando por los datos que se desprenden de la conciliación laboral y familiar La igualdad es un derecho fundamental recogido en la Constitución Española en el que todos los estamentos públicos trabajan para conseguirlo. Parece mentira que en el siglo XXI en el que estamos, en el que presumimos de grandes avances en todos los ámbitos, aún no se haya logrado este reto social que debería ser básico por cuanto una mujer y un hombre deben ser tratados en igualdad como personas.
Es evidente que mientras la igualdad está garantizada por Ley, en las calles y hogares de este país no se cumple. Los datos así lo corroboran, empezando por la brecha salarial, que es superior al 22%, y terminando por los datos que se desprenden de la conciliación laboral y familiar. Mucho se está hablando de la brecha salarial en estos días, que será objeto de una huelga el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Los sonrojantes datos invitan a la reivindicación y a ponerse manos a la obra para poner fin a esta situación.
Ayer, en el Día por la Igualdad Salarial entre hombres y mujeres, conocimos que la brecha salarial en España se sitúa en el 22,86%. Eso quiere decir que más de 7 millones de mujeres cobran casi 6.000 euros de media menos al año que los hombres y las empresas se ahorran un total de 42.000 millones de euros anuales, según se desprende de un estudio realizado por UGT. Esta desigualdad de salarios entre hombres y mujeres hace que las mujeres tengan menores salarios, lo que se traduce en menores cotizaciones a la Seguridad Social y en más desigualdades y pobreza en general, ya que la brecha de género, según el sindicato, acaba repercutiendo a toda la sociedad y a la propia economía del país.
Todo ello está llevando a los sindicatos a poner el acento en la necesidad de que se ponga en marcha ya una ley de igualdad salarial que incluya el concepto de trabajo de igual valor y recoja sanciones «ejemplarizantes» para que la igualdad salarial «sea un hecho», porque «no hay justificación para que un trabajo de igual valor no se remunere de igual manera para hombres y mujeres».
Es cierto, no hay razón alguna para que las mujeres sufran esta discriminación, en pleno siglo XXI en el que nos encontramos, época en la que las mujeres tienen la misma preparación o incluso mayor que los hombres. Está claro que la igualdad es una realidad sólo en la teoría, pero aún estamos muy, muy lejos de que también lo sean en la práctica. Queda mucho por hacer y es una labor de todos poner fin a esta brecha de la que tanto se está hablando, aunque para curarla de verdad, lo que hace falta no es tanto ruido, sino mucho trabajo en los despachos y el Parlamento, que es donde realmente se toman las decisiones que pueden cambiar este panorama sembrado de desigualdad.

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