Hola Juanita, ahora ya estarás lejos. Estoy segura de que estés donde estés, te sentirás aliviada y liberada. Todo ha sido muy rápido y sin enterarte, como querías y como todos esperábamos. Dicen que en esta vida (desde la que te escribo) hay que quedarse con las buenas sensaciones. Bien, pues yo voy a quedarme con tu recuerdo. Voy a revivirte en mi mente, perfumada, conjuntada y recién salida de la peluquería a la que no faltabas ni una semana. Siempre acompañada de tu muleta para el apoyo y de tu carácter fuerte y contagioso. ¡Ah sí! Y un detalle: tus broches brillantes que te gustaba llevar en la solapa de alguna de tus chaquetas. Quiero decirte que cada uno de tus hijos, que “has criado tanto” como tu decías, te han querido como solo se puede querer a una madre.
Y que tus respectivos nietos, siempre esbozaremos una sonrisa cuando el tito Pedro nos relate alguna de tus hazañas. Con y esto y nada más, me despido de ti abuelita.
Dale muchos recuerdos a todos los que están allí, contigo.
