El GIL se movía en un mar de confusiones que quedaría seco si el PP “da una luz” que ayudara al partido a tener más clara su posición sobre los pactos de gobernabilidad de la Ciudad. Así lo aseguraba Cris Lozano, líder de los gilistas en Melilla. El GIL quería llegar a un acuerdo con el PP, pero siempre que contasen con el beneplácito del partido de José María Aznar. Asimismo, sólo quedaban por abonar 40 expedientes de damnificados de la rotura del depósito de aguas de Cabrerizas del año 1997 que acabó con la vida de once personas. Otra vez la precaria situación de la red de alcantarillado de Melilla quedaba nuevamente de manifiesto. Los 50 litros por metro cuadrado que cayeron sobre la ciudad en 24 horas, provocaron no pocas inundaciones en lugares como la Plaza de España.
