Por Malika Mohand Mustafa-Mohamed
Aprovechar estas fechas para felicitar la Navidad y recordarles el sentido de ésta: celebrar el nacimiento de Jesús, profeta para unos, mensajero o hijo de Dios para otros. ¡Él fue refugiado también!
Si Jesús no hubiese llegado a su destino, quizás no tendríamos motivo para reunirnos en estas señaladas fechas. En nuestros corazones ha de haber un sentir compartido de fe y de amor.
Hace seis meses, seis meses justo, hoy, 24 de diciembre, que en este pedazo de tierra, tierra de hermanos, cayeron decenas de jóvenes que huían, cada cual con sus motivos y ambiciones, pero cayeron y ahí quedaron sus sueños.
Nuestro mar y nuestra tierra se han convertido en un cementerio de ilusiones y esperanzas. No podemos permitir que las fronteras cercenen vidas, pues éstas no se pusieron solas. Aquellos que mandaron colocarlas fue porque tuvieron la fortuna de nacer en el lado “correcto”.
La humanidad poco avanza si consentimos los mismos errores.
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Flores en la valla