Creemos que es más esto último porque no se puede considerar que ya están en España por mantenerse subido a la valla ni por el simple hecho de tocarla porque entonces caeríamos en un absurdo que permitiría que entraran en Melilla miles, por no decir millones de personas, que quieren emigrar desde África a Europa Melilla ha vivido una semana especialmente agitada en el perímetro fronterizo. Desde el 1 de julio no se producían saltos, después de que en junio se terminara de instalar la malla anti-trepa que impide a los inmigrantes meter los dedos y por tanto escalar la alambrada. Pero desde el martes 12 de agosto se han ido sucediendo avalanchas hasta el jueves 14, tres días en los que se contabilizaron seis saltos protagonizados por 1.600 subsaharianos, de los que 92 han pasado. Y es que la necesidad agudiza el ingenio porque después de mes y medio en el que la valla ya parecía infranqueable "con la cortina metálica" dispuesta en la alambrada, los 'sin papeles' ya se las han ingeniado para superarla.
Es cierto que ya no lo hacen con la facilidad de la 'pre malla anti-trepa', como demuestra el hecho de que el primer semestre de 2014 entraran en Melilla 3.500 inmigrantes, frente a los 112 que lo han hecho en lo que llevamos de segundo semestre: 20 el 1 de julio y los 92 de esta semana. Pero también es verdad que ya no supone una garantía para evitar entradas masivas porque los inmigrantes, además de volver a las escaleras artesanales de antaño, que tan famosas se hicieron en la crisis de la valla de 2005 -pero ahora de seis metros-, también usan otros artilugios para superar el mallazo, como son garfios y anclas de fabricación caseras, tornillos en los zapatos y otro tipo de artilugios propios de películas de "ninjas", a los que sólo les falta volar.
Pero sí algo han caracterizado las intentonas de estos días es la decisión de los inmigrantes de quedar colgados en lo alto de alambrada durante horas. Así el martes terminaron por acceder a Melilla 59 que se encaramaron en la valla durante siete horas pero no corrieron la misma suerte el resto de días, como los más de 70 del miércoles que llagaron a resistir 16 horas y los quince del jueves que no pudieron aguantar más de hora y media porque ese día los "mejannis" fueron muy expeditivos a la hora de hacerlos bajar.
Salvo el martes, que entraron por razones que no se han explicado oficialmente y que ya comentamos en este Editorial el pasado jueves, apuntando a la posibilidad de una negativa de Marruecos a aceptar su devolución, el resto de días fueron entregados a las fuerzas policiales de dicho país ya que se apunta que no han pasado al no superar todas las barreras. La pregunta que surge es la siguiente: ¿Son devoluciones en caliente o sentido común? Nosotros creemos que es más esto último porque no se puede considerar que ya están en España por mantenerse subido a la valla ni por el simple hecho de tocarla porque entonces caeríamos en un absurdo que permitirían que entraran en Melilla miles, por no decir millones de personas, que quieren emigrar desde África a Europa. Si así se estimara, mejor sería quitar la alambrada porque ya no tendría sentido su existencia. Algo, como podrán comprender, totalmente ilógico.
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¿Devoluciones en caliente o sentido común?
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