¿Quién sale ganando con esta división? Las víctimas, que deberían ser la prioridad en un día como hoy, no. Como tampoco el resto de la sociedad, que terminan saturándose por la cantidad de actividades que se organizan con motivo del 25 de noviembre, muchas coincidentes y similares, en lugar de diversificarlas en el calendario aunque no coincidan con el día contra la violencia machista Melilla conmemora hoy el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, una lacra en la que todos esfuerzos son pocos para alcanzar un objetivo común: que una parte de la sociedad, casi la mitad, deje de ser objeto de una agresividad, anulación y sometimiento cometida por una cuestión de género. Este problema, por desgracia, existe en todo el mundo aunque éste haya dado grandes pasos de gigante en su desarrollo a todos los niveles. Y en Melilla no somos ajenos a él, porque como ayer se conoció, en lo que va de año se han interpuesto casi 200 denuncias por las que 120 mujeres han tenido que ser sometidas a medidas de protección frente a sus maltratadores. Las cifras hablan por sí solas, pero la gravedad del problema seguiría siendo la misma con que sólo hubiera una afectada. Hablamos de un terrorismo doméstico y sentimental al que se somete a mujeres por el mero hecho de serlos y que afecta también a sus hijos, casi siempre niños pequeños.
Por eso es tan importante que todas las instituciones, organismos, entidades y ciudadanos en general den una muestra de unión frente a la violencia de género, para dejar claro el mensaje de rechazo contra ella y quienes la ejercen. Sin embargo, este año en Melilla no se está dando esa imagen tan necesaria porque el clima de diálogo que estaba predominando en la Asamblea desde el inicio de esta legislatura se ha roto en mil pedazos a raíz del caso del consejero de Seguridad Ciudadana, Isidoro González, que lleva cerca de cuatro semanas generando una enorme polvareda en el ámbito político que ha terminado tensionando las relaciones entre Gobierno y oposición.
Esa fractura ya se hizo evidente hace justo una semana, en el Pleno de la Asamblea en el que se aprobó la declaración institucional del Día para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Pero tanto ayer como hoy 25 de noviembre, se está haciendo más palpable aún esa separación de caminos que no beneficia a nadie, y menos aún las víctimas de violencia de género, que necesitan sentir el respaldo de sus instituciones unidas para hacer frente a este problema. Por primera vez hoy, la Asamblea no estará al completo frente a su sede en el acto oficial que conmemora esta efemérides, ni tampoco el manifiesto al que se dará lectura ha salido aprobado con la unanimidad que necesita para darle una mayor contundencia a cada una de sus palabras. La oposición y sindicatos decidieron desmarcarse del acto oficial para organizar uno paralelo, haciéndolo coincidir con otras actividades del programa elaborado desde la Ciudad Autónoma. ¿Quién sale ganando con esta división? Las víctimas, que deberían ser la prioridad en un día como hoy, no. Como tampoco el resto de la sociedad, que terminan saturándose por la cantidad de actividades que se organizan con motivo del 25 de noviembre, muchas coincidentes y similares, en lugar de diversificarlas en el calendario aunque no coincidan con el día contra la violencia machista. Sería importante replantear ambas cuestiones porque esta lacra, por desgracia, tiene lugar todo el año y no sólo el 25 de noviembre. Las víctimas necesitan sentir ese respaldo fuerte que da la unión de todos, sin excepción, los 365 días del año y no sólo en uno en concreto.
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Desunión que no beneficia a nadie
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