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Colas interminables en la frontera ¿hasta cuándo?

Lo que están viviendo los melillenses desde que reabrió la frontera entre Melilla y Marruecos el 17 de mayo de 2022, sobre todo en estas últimas semanas, no tienen nombre. Las colas kilométricas se suceden a diario, tanto a pie como en vehículo. Ya parece que no hay día bueno para cruzar porque es rara la jornada en la que no se sucedan las esperas, que han llegado a ser de seis e incluso siete horas. Algo inhumano que solo soportan quienes no tienen más remedio que cruzar, ya sea por trabajo, cuestiones familiares, gestiones que realizar o cualquier otro motivo. Porque el que tiene la oportunidad de dar la media vuelta cuando llegar al puesto de Beni-Enzar ve esas colas, no lo duda y se marcha sin cruzar al país vecino.

Una de las razones principales de estas esperas interminables es la obligación de sellar los pasaportes a todos los que cruzan la frontera, aunque sean residentes en Melilla, algo de lo que estábamos exentos antes del cierre de fronteras el 13 de marzo de 2020 a raíz del inicio de la crisis del coronavirus. Otra causa es la existencia de un solo puesto fronterizo, el de Beni-Enzar, porque los otros dos que funcionaban antes de la pandemia, como eran Farhana y Barrio Chino, permanecen cerrados. Y, en tercer lugar, la existencia de múltiples controles hasta el punto que para cruzar de un lado a otro, hay que mostrar el pasaporte en el lado marroquí al menos seis veces, a lo que hay sumar las dos en la zona española. A ello hay que unir los registros exhaustivos de los vehículos y personas dado que las autoridades marroquíes, desde que reabrió la frontera, han prohibido que se pueda transportar ninguna mercancía, ni siquiera en calidad de régimen de viajeros.

Así, por ejemplo, durante este puente de la Constitución y la Inmaculada, se están viviendo escenas nunca antes vistas en la frontera, con esperas que, en horas, darían incluso para cruzar desde Europa a América en avión, algo totalmente incomprensible cuando hablamos de pasar 500 metros de puesto terrestre.

Las autoridades que tienen en sus manos la gestión fronteriza, tanto en España como especialmente en Marruecos, deben tomar cartas en el asunto y acabar con este calvario que sufren todos, especialmente los que no tienen más remedio que atravesarla. La primera medida debería ser quitar el sellado del pasaporte a los melillenses, en el marco de la “buena vecindad”. La segunda reabrir los puestos de Farhana y Barrio Chino. Y la tercera, permitir al menos el régimen de viajeros para poder pasar compras o algunos artículos para consumo propio.

Y esto que contamos está ocurriendo ahora que aún no pueden cruzar los marroquíes. El día que se abra la frontera también para los nadorenses sin visado, el tapón, si no toman las medidas antes citadas, puede ser monumental.

Redacción

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