Ayer se cumplieron cinco años de la muerte de Samba Martine, la mujer de origen congoleño a la que se diagnosticó VIH en el CETI de Melilla. Su expediente médico nunca llegó al CIE de Aluche, donde permaneció 38 días y falleció sin que fuera asistida adecuadamente. Han pasado cinco años de la muerte de Samba Martine. Falleció estando interna en el CIE de Aluche, donde permaneció 38 días. En este tiempo llegó a solicitar asistencia sanitaria hasta en diez ocasiones, pero no se le practicaron pruebas diagnósticas.
La mujer, procedente de República Democrática del Congo, fue diagnosticada de VIH durante su estancia el CETI de Melilla, pero su expediente médico nunca llegó al centro de Madrid. Tenía 34 años y una hija pequeña.
Según valoró José Alonso, presidente de la Asociación Pro Derechos Humano (Apdh) en Melilla, el fallecimiento de Samba «demuestra lo mal que se pueden hacer las cosas». En este sentido, puso de manifiesto que una inadecuada asistencia sanitaria se puede pagar con la muerte, como le sucedió hace cinco años a la mujer congoleña.
En la actualidad, tres médicos y dos enfermeras se encuentran imputados por la muerte de Samba. La acusación popular sostiene que el médico principal realizó un reconocimiento inicial insuficiente, ya que no lo hizo en presencia de un intérprete y no investigó sobre su estado físico.
Samba no es la única persona que ha fallecido en un centro de internamiento por no recibir la atención médica requerida, como le sucedió a Idrissa Diallo, un joven guineano que murió en el CIE de Barcelona con 21 años.
