Así no podemos seguir

La Guardia Civil ha rescatado en 2016 a unos 1.500 menores en la zona portuaria de Melilla que aspiraban a ser polizones, una muestra de lo fácil que es para estos menores dejar el centro de acogida de La Purísima para no estar sometidos a ningún tipo de disciplina Este sábado, salvo sorpresas de última hora, Mariano Rajoy dejará de ser presidente del Gobierno en funciones una vez reciba el apoyo del Congreso de los Diputados en la votación de investidura prevista para esta tarde, tras confirmarse que el PSOE se abstendrá para evitar unas terceras elecciones, aunque con la duda aún de cuántos de sus diputados romperán la disciplina de voto y de la posición que adoptará el que fuera hasta hace poco su líder, Pedro Sánchez.

Si esto ocurre, mañana domingo está previsto igualmente que Rajoy dé a conocer a Su Majestad el Rey los nombres que conformarán su nuevo Gobierno, acabando de este modo con más de 300 días de interinidad, en los que el bloqueo institucional, debido a lo fragmentado de los resultados electores de los dos comicios generales celebrados en el último año, el primero el 20 de diciembre de 2015 y el segundo el 26 de junio de 2016, y la posición socialista durante la etapa del citado Pedro Sánchez, impedían al partido más votado –el PP– sacar adelante su investidura. Algo que parece que no ocurrirá hoy porque Rajoy tiene asegurados 170 votos sobre 350 (PP, C's y CC) mientras la mayoría de la bancada del PSOE con la gestora de Javier Fernández al frente se abstendrá para desbloquear la situación.

De este modo comenzará una nueva etapa, en la que el diálogo y el consenso tendrán que ser una constante, para poder sacar adelante las leyes, sobre todo en el Congreso de los Diputados (en el Senado los populares disfrutan de una amplia mayoría absoluta), ya que ninguna formación por si sola puede hacerlo dado el actual panorama político.

Se avecinan nuevos tiempos y con objetivos a los que se debe hacer frente para permitir al país seguir en la senda de crecimiento que ha disfrutado en estos últimos años y que le han permitido salir poco a poco de la crisis, aunque aún quede mucho por hacer.

En el caso de Melilla, hay una cuestión que debería ser tratada por el nuevo Parlamento, como es el caso de los menores, sobre todo si se analizan los datos ofrecidos ayer por la Guardia Civil, según los cuales durante el último año sus efectivos han auxiliado a cerca de 1.500 menores en Melilla, la mayoría MENA que quería ir de polizones en los barcos que enlazan Melilla con Málaga, Almería y Motril (Granada). Son en su inmensa mayoría niños que no quieren ser acogidos en el Centro de Menores de la Purísima y prefieren deambular por la calle esperando una oportunidad de colarse en el barco.

La cifra es enorme pero está claro que no son 1.500 los menores que hay por las calles, sino que cada uno ellos ha sido recogido varias veces en lo que llevamos de año y por ello estos datos se han disparado, lo que da una muestra de lo fácil que es para estos menores dejar el centro para no estar sometidos a ningún tipo de disciplina.

Estos pequeños no pueden continuar en estas condiciones porque son vulnerables por las condiciones en las que viven, el riesgo que asumen y las intenciones de otros que quieran aprovecharse de esa vulnerabilidad. Por ello parece acertado el llamamiento realizado desde la Comandancia para que los ciudadanos avisen a las FCSE si ven a menores en la calle. Está claro que así no podemos seguir.

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