Los incidentes ocurridos a raíz del enfrentamiento suscitado por el intento de realojo de dos cameruneses en el albergue del Lucas Lorenzo provocó el destrozo de las instalaciones, así como graves lesiones a dos inmigrantes. La Ciudad afirmaba que la situación estaba llegando a límites insostenibles para las instalaciones y para los medios materiales y económicos de los que disponía Melilla. Por tanto, la ciudad solicitaba al Gobierno central que tomara cartas en el asunto y adoptara las medidas imprescindibles para evitar la entrada de los inmigrantes en Melilla y en su defecto para que agilizara los trámites para su acogida en centros peninsulares. Además, anunciaba que se iba rescindir el convenio con "Melilla Acoge" por ocultar los nombres de los instigadores de los destrozos.
