Vuela alto Carlos, pedalea

365 días pedaleando desde allí arriba. Imagino que compites con los mismos dioses del olimpo que te acogen; con el ágil Mercurio y sus pies alados al frente, con Hércules o Niké, abanderados de la victoria. Triatlones divinos dibujados en el celeste reflejo de nuestros domingos. Sospecho que ahora temblará Adonis, al conocer, como nosotros, tu desafiante belleza. Caballero de la elegancia, embajador del más fino humor, nobleza pura, apasionado atleta. Más de 3.000 melillenses quisieron acompañarte en una multitudinaria manifestación. La mayor de una ciudad que ya guarda, en su retina, esa imagen de clamor conjunto. Tu bicicleta, en el cielo, arropada por una capital entera. Ese mismo mes tuvo que aprender a agrandarse el espacio del corazón, rasgado de tanto ensancharse para darte cabida. Un cálido refugio donde se asienta el orgullo de haberte compartido con la vida; el lugar donde se mantiene cada instante.

Y desde entonces descubrimos los datos con mayúscula, con la lupa de la cercanía que dilata la actualidad. Sólo en el año 2017, otros 44 ciclistas partieron contigo. Supimos, además, de luchas heroicas y de constantes batallas para acabar con las estadísticas. Acudía al Congreso, repleta de firmas, Anna González para modificar las leyes. Resurgía, a la vez, el debate y se pedía apoyo, respaldo, respeto y concienciación.

El objetivo, evitar más despedidas y el incremento de deportistas que parten demasiado pronto. Y Melilla siguió mirándote con incesantes parpadeos: Un carril llevará tu nombre, una beca que impulsa a las jóvenes promesas…
Imagino, en este nuevo marzo, que ahora te mueves raudo, veloz y libre. Allá en el horizonte de las nubes, allá en el amparo de nuestro resguardo. Vuela alto Carlos, vuela. Pedalea y llena de energía ese ansiado dibujo que esperamos cada domingo.

A Carlos Huelin García.

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