Melilla volvió ayer a ser testigo de un bello arcoiris que ‘coloreó’ la ciudad durante unas horas. Sin embargo, este no se formó tras una copiosa lluvia otoñal, sino que estaba compuesto por una marea humana que, bandera multicolor en mano, recorrió el centro de la ciudad “celebrando la vida” y ‘orgullosa’ de su diversidad sexual.
Desde la Plaza Comandante Benítez hasta las mismísimas puertas del Palacio de la Asamblea, en torno a unas 200 personas se dejaron llevar contagiadas por los ritmos de temas tan populares como ‘La reina del pop’, de La Oreja de Van Gogh, ‘Motomami’, de Rosalía, o ‘A quien le importa’, de Alaska, todo un ‘himno’ para el colectivo LGTBI. Toda una auténtica fiesta reivindicativa que acabó con la lectura del manifiesto en el que se condenó el reciente atentado en (Oslo) Noruega contra un club de ambiente gay en el que han fallecido dos personas y ha obligado a suspender las actividades por el Orgullo en dicho país. También recordaron el asesinato homófobo que se produjo el año pasado contra el chico coruñés Samuel Ruiz. Unos delitos que vinculan con los discursos que lanzan varios sectores ultraderechistas.
“Esas proclamas incendiarias legitiman la reacción de unos sectores de población que rechazan un tipo de sociedad más justa porque la consideran un ataque a sus valores y a sus tradiciones”, explicaron.
“No se trata de invadir, se trata de compartir”, dejaron claro, añadiendo que el espacio público “no es de un colectivo concreto, sino “de todos”.
“Todos somos iguales, seres humanos, solo que ocupamos un lugar distinto en esta red compleja que llamamos mundo”, insistieron, asegurando que no estaban “reivindicando en dicho desfile “ningún espacio”. “Es que el espacio es nuestro, vuestro y de todos”, recalcaron.
“Aquí no hay nadie excluido mientras su actitud sea el respeto”, avisaron, agregando que el día de ayer era un día “de celebración”.
No obstante, y para resaltar la importancia de dichas reivindicaciones, recordaron que hoy día 69 países penalizan las relaciones homosexuales consentidas entre adultos. “Esto significa que 2.0000 millones de personas viven en contexto discriminatorios, un tercio de la población mundial”, subrayaron, agregando que en muchos de ellos las terapias de reconversión hacia personas del colectivo LGTBI son “muy agresivas”.
“Esto es una fiesta, pero no es una fiesta, es un combate. Combatimos el odio y la intolerancia con un arma muy poderosa, la alegría, y en esta lucha no hay violencia: hay música, lentejuelas y arcoiris en vez de bazookas”, afirmaron, rematando con un sentido “No estamos solos”.
Gala
Como colofón final, se celebró la gala de clausura en la Plaza de las Culturas en la que se entregaron los premios ‘arcoiris’ a ‘Pascualín’ por todos sus años de activismo, a la directora Ceres Machado y su productora ‘Sibila Teatro’ por su apoyo a todas las actividades que realiza AMLEGA, y otro para Tony Poveda, director del CESIDA, por su apoyo en cuestiones de salud sexual a la asociación que preside Rafael Calatrava.
Por otro lado, el premio ‘nubarrón’ deparó, en palabras de Calatrava, en “la marica mala que se esconde detrás de perfiles falsos”.
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