En uno de los descansos de los encuentros del pabellón, los espectadores quedaron boquiabiertos con las habilidades de un niño de apenas dos años de dad, que hizo las delicias de todos con el manejo del balón. Ofreció un verdadero recital de fútbol sala y ello a pesar de que el balón que usó no es el propio de este deporte, sino de baloncesto. Todo un futuro por delante con el esférico en los pies.
En uno de los descansos de los encuentros del pabellón, los espectadores quedaron boquiabiertos con las habilidades de un niño de apenas dos años de dad, que hizo las delicias de todos con el manejo del balón. Ofreció un verdadero recital de fútbol sala y ello a pesar de que el balón que usó no es el propio de este deporte, sino de baloncesto. Todo un futuro por delante con el esférico en los pies.
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Una futura promesa del deporte melillense