Las inclemencias meteorológicas comenzaron nada más salir el trono de la Iglesia de la Purísima Concepción, lo cual obligó a cubrir la escultura con una funda de plástico y realizar la estación de penitencia en el templo
La copiosa lluvia mañanera parecía una premonición de lo que podía ocurrir en la tarde del Martes Santo, y muchos melillenses elevaron sus miradas al cielo clamando por el cese inmediato de esta para que a las 20:30h Nuestro Padre Jesús ‘El Humillado’ pudiera volver a recorrer las calles de Melilla. Aunque pareciese que en un primer momento se habían escuchado las súplicas de muchos cofrades con la llegada del buen tiempo al mediodía, un inoportuno y caprichoso aguacero ensombreció la salida del sagrado titular de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús ‘El Humillado’ y María Santísima de la Piedad de la Iglesia Castrense de la Purísima Concepción, lo que obligó a la hermandad a proteger la escultura en una funda de plástico y dar media vuelta hacia el templo para ponerla a salvo de aquellas ‘balas de agua’. La procesión del Martes Santo había quedado suspendida definitivamente.
“Yo creía que iba a llover menos al principio pero hemos visto que era demasiada agua y lo hemos metido para dentro”, afirma el Hermano Mayor de la cofradía, Andrés Domínguez Catalá, quien asegura que la lluvia era una de las opciones que barajaron desde la hermandad que podía suceder aquella tarde.
“Lo hemos metido, hemos hecho (por ayer) su acto de desagravio en la puerta, como estaba en un principio previsto, y luego la estación de penitencia la hemos podido hacer en la puerta para que esté todos los que estaban de Melilla pudiesen participar ya que la iglesia es muy pequeñita y no hubiesen podido estar”, relató, reconociendo que “es una pena” que no saliese en procesión por tercer año consecutivo ‘El Humillado’ después del parón provocado por la pandemia del covid-19 y, ahora, por las inclemencias meteorológicas. Aun así, mostró su alegría por la cantidad de personas que asistieron al acto.
“Hay que verlo desde todos los medios. El Señor nos pone las dificultades, Él escribe recto con renglones torcidos como decimos y se ve aquí en el apoyo que estamos recibiendo de Melilla y las ganas que tiene la gente de ver a Nuestro Padre Jesús ‘El Humillado’”, concluyó.
Desagravio y estación de penitencia
A pesar de que no pudo realizarse la procesión, sí que se hizo el tradicional acto de desagravio a las puertas de la parroquia, el cual corrió este año a cargo del reverendo padre Miguel Carlos Vivancos Gómez. Este, haciendo referencias constantes a versos de célebres poetas españoles, lamentó que “nos importe poco la vida del hermano” al consolidar como derechos el aborto o la eutanasia.
“Disfrazamos de piedad y compasión lo que no es sino una falta de compromiso con la vida. Cuesta tanto acercarse al dolor de los demás, más no haberme acercado antes de ahora sería haber que seguro os tenía porque estaba desclavado”, proclamó.
También hizo referencia a la crisis sanitaria desatada por el covid-19, alabando la labor de los sanitarios durante estos dos largos años o el de aquellas personas que “velan por nuestra seguridad” de cualquier confesión religiosa e incluso no creyente. “Tu amor sigue redimiéndonos, porque borras nuestros pecados, porque nos concedes la ocasión, una y otra vez, de volver a ti y seguir descubriéndote en tu palabra, en tu eucaristía, en nuestros hermanos”, prosiguió, lamentando por último “la peor de las desgracias”: la guerra en Ucrania, de la que afirmó que “nos aterra que pueda extenderse como una mancha de aceite. “Nada se pierde con la paz, todo puede perderse con la guerra”, proclamó, rogando al Señor que no permita que “caiga en saco roto” el grito por la paz en este país.
“El pecado del mundo, el de mis hermanos y el mío, surge de nuevo con fuerza. Como el Viernes Santo, el mal quiere adueñarse de ti y de nosotros. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí y de todos nosotros, y haz que nos entreguemos sin descanso al anuncio de tu evangelio de vida y salvación en nuestro mundo sediento de paz, verdad, justicia y amor”, remató.
Acto seguido, y con permiso del tiempo, se procedió a la estación de penitencia por parte de la cofradía en las puertas de la parroquia ante una multitud entregada que le dio a ‘El Humillado’ la tarde de honor y gloria que no pudo tener en las calles por tercer años consecutivo.
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