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Sobre el artículo 149. 29 de la Constitución

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Charlando con un amigo de la «movida» política, tan vergonzosa, que está ocurriendo en España, quise desviar la conversación sobre lo que el Presidente de la Generalidad de Cataluña, va propiciar un hipotético y unilateral referéndum para su utópica república catalana. Yo un pelin capcioso, y también con retranca guasona, le preguntaba, si sabía cuanto paga Cataluña de impuestos al Estado. Al contestarme que no tenía idea le dije, que lo mismo que cualquier otro territorio del Estado, o sea: «0 patatero». Y le expliqué, a mi estilo sencillo de «cuenta de la vieja», una cosa que algunos economistas lo dirían científicamente. Verás querido amigo, creo que los impuestos los pagamos las personas, físicas y jurídicas, (menos algunos sinvergüenzas); y si no me equivoco, creo que cada vez que compramos una botella de cava catalán, por ejemplo, cada año esa empresa ingresa en Hacienda «X» euros por el IVA. O sea, hablando claro, Cataluña no paga ni un céntimo, sino que hemos sido nosotros, los consumidores, al adquirir ese vino espumoso. Igual que los supermercados LIDL: ¿Crees que esa empresa alemana, domiciliada en Cataluña, que paga «X» millones de impuestos a Hacienda, sale del bolsillo de los catalanes?; pues no, machote, que sale de los bolsillos de los españolitos que compramos en esos almacenes de toda España. Eso es, por ejemplo, como si al terminar una comida entre mi hermano y yo, le digo: «Toma 50 euros, y págale al camarero, que voy a mear». ¿Quién ha pagado la comida?; naturalmente he sido yo, que le he dado el billete a mi hermano, y que él se lo ha entregado al camarero para que se cobre. Por eso creo que estos independentistas de ojana, muchos de ellos, «charnegos» hasta la médula, no debieran mentir tan desvergonzadamente, ni querer apropiarse de unos impuestos, por el simple hecho de que son las empresas radicadas en Cataluña, las que ingresan a Hacienda lo que han recaudado de todos los españoles. O sea, que hablando en plata, solo ingresan un dinero que ya hemos pagado todos los consumidores españoles. Si a eso le añadimos que el principal mercado para sus empresas somos el resto de España, y principalmente Aragón, que es su primer cliente, apaga y vamonos. También, y además de pagar la cuenta de las farmacias, transferir el «jurdó» para dar liquidez a su gobierno separatista, también les pagamos su seguridad; hay que decir que un país que financia su propio desmembramiento, sin el consentimiento de su pueblo, tiene un problema muy chungo.
También le costaba creer que el coste del Cuerpo de los Mozos de Escuadra, se carga directamente al presupuesto del Mº del Interior, porque la Generalitad no puede incluir los sueldos de ese Cuerpo en sus presupuestos, aunque debe gestionar los pagos, es algo así: «Papá Estado da el dinero a Mamá Generalidad para que lo administre entre sus guardias», aplicándose el artículo 149.29 de la Constitución: «El Estado tiene competencia exclusiva en materia de seguridad pública, sin perjuicio de la posibilidad de creación de policías por las CC.A.A, la forma establecida por los estatutos».
¿Y cuánto nos cuesta cada mozo?: pues 40.000 euros/agente cada año. Un comisario autonómico cobra entre 80.000 y 90.000 euros/año. Si multiplicamos esta cantidad por 18.000 mozos, resulta que el Estado se ahorraría 720 millones de euros con la Independencia de Cataluña. A lo que habría que añadir lo que deberían pagar los catalanes por sostener su «ejercito de boina, sombrero de copa y alpargatas». En definitiva, un dineral que Papa Estado destina directamente a los gastos de la Generalitad, y que no aparece en las balanzas del Fisco. Evidentemente, la decisión nacionalista de tener un «cuerpo policial propio» nos sale mucho más cara que la Policía Nacional. Pero todo sea por dotarles de «estructures de nació», pero claro que «Qui paga, mana»: Quien paga, manda.
Por otra parte, para el que desconozca lo que significa la palabra «charnego», deben saber que puede ser: un mestizo o forastero no adaptado; un natural o descendiente de los inmigrantes del resto de España; un catalán no puro, hijo de una persona nacida en Cataluña y de otra no nacida allí; persona de bajo nivel, dedicada a servir a la «casta» catalana; persona sin raíces, como el que renuncia a sus orígenes y a su familia.
También tenemos a algunos charnegos famosos que se sienten más catalanes que los «autenticis seny», como son : Gabriel Rufián, Antonio Baños, Ana Gabriel, Gabriela Serra, David Fernández, Miguel Iceta, Javier García Albiol, Inés Arrimada, Albert Rivera, Raúl Romeva, Alicia Sánchez Camacho, Jorge Fernández Díaz, José Montilla, Pascual Maragall, Narciso Serra, Carlos Puigdemont, etc.
«Esa cabeza tan gorda es típica de los Ruiz, sin duda», dice la señora Antonia sobre la fisionomía de Carlos Puigdemont. Antonia es vecina de La Carolina y experta en el padrón de esta localidad jienense, que Puigdemont nunca ha visitado, pese a ser el lugar de origen de Manuela Ruiz Toledo, su abuela materna. El Presidente de la Generalidad tiene seis apellidos catalanes: Puigdemont, Casamajó, Padrosa, Oliveras, Galcerán y Ballart; y dos de origen andaluz: Ruiz y Toledo. En el término de La Carolina, quizás en alguna de sus aldeas, a decir de Antonia, nació Manuela Ruiz a principios del siglo XX.
Para terminar parafraseando a un «charnego españolista», muy culto y mejor persona, les digo a toda esta caterva de catalanes de ojaneta: «A vosotros España no os roba, sino que os da de comer, como al resto del Estado. ¿De acuerdo, engañabobos?: pues eso». Y por si aguno de ellos se siente discriminado porque mi despedida la hago en castellano, se lo digo en el idioma del gran Joan Maragall, aquél de la «Oda a España»: «A vosaltres Espanya no us roba, sinó que us dóna de menjar, com a la resta de L’Estat. ¿D’acord, enganyabadocs?: doncs això».

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