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¿Se acerca el Armagedón?

Francisco Robles

Siendo consciente de que puede parecer exagerado –y hasta sacrílego-, tengo la fuerte impresión de que los  términos apocalípticos parecen los más acertados para reflejar lo más fielmente posible nuestra actualidad, tanto mundial como nacional; cómo sino se puede expresar el que un país soberano sean invadido militarmente por otro de régimen dictatorial, o como en España, su gobierno pretenda alcanzar a toda costa un poder omnímodo. 

Es en este punto obligado –sin caer en la popularmente conocida como invitación entre catalanes, la de ida y vuelta-, reseñar la siempre sabia referencia de Enrique Bohórquez sobre los cuatro jinetes del apocalipsis, que citaba muy acertada y originalmente en su editorial de ayer; en ella, y no casualmente, referidos a la muerte, el hambre, la peste y la guerra, citaba a los cuatro jinetes de nuestra actualidad, China, Covid, Comunismo y Putin –sin ser referente el orden expuesto-, en una muy ocurrente idea de citar a la antigua U.R.S.S. en las iniciales del alfabeto cirílico (C.C.C.P.), ya que hoy Rusia puede relacionarse de forma directa con al menos tres de esos jinetes, la guerra, el hambre y la muerte.

Y es que el mundo está expuesto a plagas de envergadura bíblicas -de nuevo la referencia apocalíptica-, y siendo consciente de que en un planeta como el nuestro que no se detiene, el hombre y su civilización -aunque sea por inercia- tampoco lo deben de hacer; pero igualmente se han de rechazar las actuales estrategias de demolición social absoluta, en las que valores que fueron las claves de bóveda para nuestra sociedad, como la familia, la educación, el humanismo monoteísta, etc.., son constantemente atacados desde los poderes públicos, con el único fin de la obtención del poder y/o la pervivencia en él.

Afortunadamente, el método científico –lejos de las tácticas impuestas por modelos políticos- en el que se basaron las estrategias de vacunación del mundo occidental, parece que va a evitar que pueda ocurrir algo similar a lo que China está padeciendo con la pandemia del Covid-19; no obstante, la incertidumbre y el temor por la situación del gigante asiático, se extienden y permanecerán en el resto del mundo durante meses o años, con los incalculables costes que ello ha supuesto, supone y supondrá en el futuro. De nuevo lanzo la misma pregunta ¿China no debería de sufragar de alguna forma los costes originados?

De ahí que pudiendo parecer un estrambote prosaico con finalidad bizarra, el asemejar la actual situación que padece el mundo con el Armagedón bíblico, puede no ser tan irreal o alejado de nuestra verdadera situación; en ese cúmulo de infortunios, el que sufre el pueblo ucraniano tras la invasión armada de Rusia, es de una especial consideración y gravedad, que afecta a todo el mundo, y por ello se ha de reaccionar con la contundencia que la situación requiere. Y en el mismo sentido que lo hacía antes con China, se ha de hacer con Rusia, para llegado el momento obligarla a reparar los daños que está causando en Ucrania.

No olvidemos que mientras ese incesante volcán de tragedias persista, el mundo no podrá dedicarse con la atención debida a otros enemigos como los extremismos –especialmente los religiosos como el yihadismo-, que tienen como objetivo la desaparición de nuestro modelo de sociedad, convirtiendo al ser humano en un ente anónimo e inanimado, sin libre albedrío.

Si no se reacciona pronto y acertadamente, sólo quedará “esperar que nos merezcamos”, como dice la Biblia –Apocalipsis, 16-, que Dios derrame las siete copas de su ira sobre las naciones inicuas.

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